En cuestión de pocos meses, fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijos y su marido. Alguien me dijo entonces: eres escritor, ¿por qué no escribes nuestra historia? Era un encargo, y lo acepté. Empecé, pues, a contar la amistad entre un hombre y una mujer, los dos supervivientes de un cáncer, los dos cojos y los dos jueces, que se ocupaban de asuntos de sobreendeudamiento en el tribunal de primera instancia deVienne (Isére). En este libro se habla de la vida y la muerte, de la enfermedad, de la pobreza extrema, de la justicia y, sobre todo, del amor.Todo lo que se dice en él es cierto.
De esta manera presentaba Emmanuel Carrére la edición francesa de este libro verdaderamente extraordinario: inolvidable, desgarrador, de una potencia narrativa inaudita. De vidas ajenas recibió el Premio Globe y otros galardones, y la prensa cultural francesa lo eligió mejor novela del año.
Una joven madre recibe consuelo inesperado por la muerte de sus tres hijos, otra mujer reacciona de forma insólita ante la humillación a la que la somete un hombre; otros cuentos describen la crueldad de los niños y los huecos de soledad que se crean en el día a día de la vida de pareja. Como broche de oro, en el último cuento acompañamos a Sofía Ko-valevski, una matemática rusa que realmente vivió a mediados del siglo xix, en su largo peregrinaje a través de Europa en busca de una universidad que admitiera a mujeres como profesoras, y viviremos con ella su historia de amor con un hombre que hizo lo que supo por decepcionarla.
Escrita tras las trágicas experiencias de la Gran Guerra, Demian es una de las obras más emblemáticas de Hermann Hesse. La novela en la que late la repulsa de la sociedad burguesa y masificada y el llamamiento de los elegidos (los que llevan en su frente el «estigma de Caín» para conquistar la autenticidad y emprender la reconstrucción comunitaria de la humanidad.
Los Diarios (I -18-10-1939 a 31-07-1949- y II -12-08-1956 a 16-06-1958) de José Lezama Lima, junto a Cartas a Eloísa y otra correspondencia, constituyen los fragmentos más íntimos de su escritura. En ambos se aprecian las dos grandes pasiones del habanero universal: la amistad y el insaciable apetito por la cultura, no para acumular sino como apropiación estimulante para sus muchas y laberínticas ideaciones.
Nada le es ajeno: lo inmediato ni lo lejano. Transcurren por las páginas de los Diarios las anotaciones y relumbrones que, más tarde, se transfigurarían en la encarnadura de su obra poética, ensayística y narrativa. Alerta, Lezama anota el aguijón, la semilla, el mimbre que su mano transforma.
María Zambrano supo ver en Lezama la “Araña que rodea a la tierra y teje desde dentro la tela que contiene y envuelve el caos […] araña que extraía de su propia sustancia el hilo inasible, la intangible memoria que reproduce en los aires el laberinto que hace permisible habitar el lugar justo del guardián de los ínferos mirándolos sin desafío con la necesaria fijeza.”
Hubo un tiempo en que Marco Tulio Cicerón tenía a Julio César en su mano; de haberla cerrado, lo habría destrozado. La fortuna, sin embargo, les ha llevado en direcciones opuestas: mientras su mayor enemigo marcha hacia el norte para tomar el mando de la Galia, Cicerón se ve obligado a huir de Roma para escapar de sus enemigos. Exiliado, apartado de su esposa e hijos, su vida siempre en peligro, al legendario orador le atormenta ser consciente de que ha sacrificado el poder en aras de sus principios. Su regreso exigirá astucia, destreza y coraje, y durante un tiempo será una vez más el senador más importante de Roma. Pero ningún hombre de estado, por inteligente que sea, está a salvo de la ambición y la corrupción de quienes le rodean. Dictator, la deslumbrante conclusión de la trilogía de Cicerón, fue elegido uno de los mejores libros del año por The Guardian, The Herald, The Sunday Times y The Spectator. Una magnífica novela histórica que nos descubre a un hombre brillante e imperfecto, temeroso y valiente, protagonista de uno de los momentos más convulsos de la Roma antigua: el fin de la República.
Un retrato implacable del alma femenina por la autora de El albergue de las mujeres tristes. Nueve mujeres, muy distintas entre sí y que nunca se han visto antes, comparten sus historias. Natasha, su terapeuta, ha decidido reunirlas en la convicción de que las heridas empiezan a sanar cuando se rompen las cadenas del silencio. No importa el origen ni la extracción social, la edad o la profesión: todas acarrean sobre sus hombros el peso del miedo, la soledad, el deseo, las inseguridades. A veces ante un pasado que no pueden dejar atrás; otras, ante un presente que no se parece a lo que habrían deseado, o un futuro que las asusta. Madres, hijas, esposas, viudas, amantes: guiadas por Natasha, las protagonistas aceptan el desafío de comprender y reinventar sus vidas. Una novela que sorprende, conmueve y deja en vilo: una mirada reveladora y valiente a las relaciones humanas en el mundo de hoy.
Los primeros pasos de Julio Cortázar en el ámbito de la novela no fueron sencillos. Por voluntad propia, su debut novelesco, Divertimento (1949), nunca fue publicado en vida, y el manuscrito de El examen (1950), del que inicialmente formaba parte Diario de Andrés Fava, fue rechazado por el sector editorial. No sería hasta 1960, con Los premios, que una novela de Cortázar vería la luz y anticiparía los temas y el estilo inherente al autor argentino, culminados en Rayuela. Así, mucho encontramos del celebérrimo Club de la Serpiente en el grupo de amigos Vive como Puedas. Y en las largas digresiones sobre arte, literatura y política bajo la lluvia de la triste Buenos Aires. Y en el viaje, en crucero o a pie, eterno motivo cortazariano de la ilusión de un corte con una vida que quiere dejarse atrás.
Olga, a las puertas de la muerte, explica a su nieta la manera de conseguir que cada camino que tomemos en la vida esté guiado por nuestro corazón, y que cada traspié que demos pueda mitigarse luchando con valentía contra el azar.
Edgar Freemantle pierde el brazo en un terrible accidente que también le retuerce la mente y la memoria para dejarle lleno de rabia, y solo rabia, cuando empieza el proceso de recuperación. Su matrimonio, que le dio dos hijas maravillosas, se ha roto y Edgar quisiera no haber sobrevivido a las graves heridas que le produjo el accidente. Quiere huir. Su psicólogo, el doctor Kamen, le propone que empiece una nueva vida. Edgar alquila una casa en Duma Ker, un terreno de la costa de Florida. Allí comienza a dibujar. En la playa entabla amistad con Wireman, otro hombre a quien le cuesta hablar de sus heridas, y con la anciana Elizabeth Eastlake. Entonces descubre en sí mismo un talento artístico extraordinariamente peligroso. Muchos de sus cuadros contienen un poder que ni él sabe controlar. A medida que van descubriendo los fantasmas de la infancia de Elizabeth, el poder destructivo de los cuadros se convierte en algo realmente devastador.