En solo treinta segundos tu vida puede convertirse en una pesadilla
Si hay algo peor que una pesadilla es que esa pesadilla se repita. Y entre nuestros peores sueños, los de todos, pocos producen más angustia que un niño desaparezca sin dejar rastro.
Eso es precisamente lo que ocurre al principio de esta novela: en un centro comercial, en medio del bullicio de una tarde de compras, un depredador acecha, eligiendo la presa que está a punto de arrebatar. Esas pocas líneas, esos minutos de espera, serán los últimos instantes de paz para los protagonistas de una historia a la que los calificativos comunes, «trepidante», «imposible de soltar», «sorprendente», le quedan cortos, muy cortos.
Porque lo que hace Carme Chaparro en No soy un monstruo, su primera novela, es llevar al límite a sus personajes y a sus lectores. Y ni ellos ni nosotros saldremos indemnes de esta prueba. Compruébenlo.
Gideon Cross apareció en mi vida como un rayo en la oscuridad… Era guapo y brillante, imprevisible y sensual. Me atraía como nadie ni nada lo había hecho nunca.»
Una novela de alto voltaje, provocativa y apasionada que no podrás soltar desde la primera a la última página.
Después de pasar cinco años en la cárcel por el trágico error que costó la vida de su gran amor Scott, Kenna Rowan regresa a casa con un único deseo: abrazar a su hija Diem, de cuatro años, que vive con los padres de Scott y a la que no ha visto desde que nació.
La única persona que no le ha cerrado la puerta por completo es Ledger Ward, dueño del bar local y uno de los pocos vínculos que le quedan con Diem. Pero ella sabe que si alguien descubre que Ledger se está convirtiendo lentamente en una parte importante de su vida, crece el riesgo de no recuperar a su hija. Kenna deberá encontrar una manera de reparar los errores de su pasado si quiere construir un nuevo futuro con Ledger.
Después de pasar cinco años en la cárcel por el trágico error que costó la vida de su gran amor Scott, Kenna Rowan regresa a casa con un único deseo: abrazar a su hija Diem, de cuatro años, que vive con los padres de Scott y a la que no ha visto desde que nació.
La única persona que no le ha cerrado la puerta por completo es Ledger Ward, dueño del bar local y uno de los pocos vínculos que le quedan con Diem. Pero ella sabe que si alguien descubre que Ledger se está convirtiendo lentamente en una parte importante de su vida, crece el riesgo de no recuperar a su hija. Kenna deberá encontrar una manera de reparar los errores de su pasado si quiere construir un nuevo futuro con Ledger.
Durante su juventud, Gabriel Aristu y Adriana Zuber protagonizaron una apasionada historia de amor que parecía destinada a durar para siempre. El futuro, sin embargo, tenía otros planes para ellos. Separados durante cincuenta años por un océano de incomunicación, ella atrapada en la España de la dictadura, él viviendo el éxito profesional en Estados Unidos, vuelven a encontrarse en el ocaso de sus días. Miradas, caricias, deseos acallados y viejos reproches dejarán paso entonces a la constatación de que la nostalgia de aquel primer amor lo es también de la persona que una vez fuimos.
No te veré morir es una novela sobre el poder de la memoria y del olvido, la lealtad y la traición, los estragos del tiempo y la obstinación del amor y sus espejismos.
Verano de 1873. El Alexandra Palace acaba de inaugurarse a las afueras de Londres y la vida tranquila de la joven Mary Hessler, que trabaja muy cerca de allí, está a punto de cambiar. Una noche cometerá un acto inconfesable que, muchos años después, será decisivo también para Adela Ferri y Marta Soler.
Verano de 1998. Marta, una celadora en el Museo Sorolla, lleva meses intercambiándose mensajes secretos con un desconocido y sus días transcurren entre hipótesis sobre quién estará detrás de ese juego y paseos por las calles de Madrid. Mientras, en Londres, Adela afronta como puede la crisis de su matrimonio y se siente protagonista de una extraña realidad que ella, pese a dedicarse a la escritura, no consigue definir.
Separadas en el tiempo y el espacio, pero unidas por un recorrido marcado por la culpa, los condicionamientos sociales, la obsesión y la búsqueda del amor, las historias de Mary, Adela y Marta nos demuestran que, a veces, basta cortar un hilo para que todo se desmorone a nuestro alrededor, y que cada decisión que tomamos es una pieza de dominó que se vuelva sobre las demás.