Louis Waters y Addie Moore llevan gran parte de su vida siendo vecinos en la apacible localidad de Holt, en Colorado. Ambos enviudaron hace años y acaban de franquear las puertas de la vejez, por lo que no han tenido más opción que acostumbrarse a estar solos, sobre todo en las horas más difíciles, despues del anochecer. Pero Addie no está dispuesta a conformarse. De la forma más natural, decide hacer una inesperada visita a su vecino: "Me preguntaba si vendrías a pasar las noches conmigo. Y hablar...". Ante tan sorprendente propuesta, Louis no puede hacer otra cosa que acceder.
Al principio se sienten extraños, pero noche tras noche van conociendose de nuevo: hablan de su juventud y sus matrimonios, de sus esperanzas pasadas y sus miedos presentes, de sus logros y errores. La intimidad entre ambos va creciendo y, a pesar de las habladurías de los vecinos y la incomprensión de sus propios hijos, vislumbran la posibilidad real de pasar juntos el resto de sus días.
Un pueblo llamado Paradise, una casa en el lago y un montón de canciones convertidas en constelaciones. Hannah está a punto de descubrir que no puede elegir no enamorarse.
Hannah no quiere saber nada de Luke, su novio el último verano que pasó en Paradise, ni de Jamie, su estúpido mejor amigo, ni de Joy Ann, la antigua jefa de las animadoras, ni de Jennifer, Zoe, Joey o Teagan, los populares cuando todos estaban en el instituto.
Pero Avery va a casarse con uno de ellos y Hannah haría cualquier cosa por su mejor amiga. Además, Avery ha utilizado la carta de la amistad. Doble motivo para quedarse en Paradise atrapada con ellos en la maldita casa del lago.
La vida de la familia Torres es un caos. El padre, puertorriqueño «Paps», y la madre, nacida en Brooklyn «Ma», deciden tener tres hijos pese a su precaria situación laboral. Les darán una educación peculiar que se desarrollará entre trabajos basura, problemas en el barrio y anécdotas familiares íntimas y divertidas.
En ese marco, solo el cariño y el amor entre ellos harán posible que sobrevivan en esa jungla que es la ciudad. Pero la principal jungla de la historia es la de la infancia, porque los tres niños, los verdaderos protagonistas de la novela, se comportarán como pequeños animales en continuo aprendizaje: travesuras, extrañas conversaciones con los adultos, juegos, inocencia y destellos de esa inteligencia tan lúcida y en ocasiones impropia de los niños pequeños.
El componente autobiográfico hace aún más interesante este relato, pues retrata a la perfección la vida en las afueras de Nueva York a finales de los ochenta y las oportunidades que esta ciudad ofrecía a los habitantes del colectivo latino.
Este libro presenta un universo en el que el lector se siente cómodo, ya que es cercano y está cargado de imágenes de gran belleza y lirismo, y consigue hablar del amor y del cariño en la familia sin utilizar el discurso cursi o manido al que estamos acostumbrados.
Novela concebida como sátira de personajes y situaciones reales (en particular, el ambiente del Teatro de Arte de Moscú en los años veinte y treinta, así como sus principales figuras, Stanislavski y Nemírovitx-Dánchenko, con las que no congenió demasiado), es también una declaración de amor al teatro y a su gente, así como una autocaricatura, en la figura del protagonista, tan cruel como los retratos que a menudo hace de los otros personajes.
Un crucero que cubre la ruta de Nueva York a Buenos Aires es el escenario de una singular partida de ajedrez. El arrogante campeón del mundo, que acude a la capital argentina a defender su título, se enfrenta a un pomposo millonario escocés y al narrador de la historia.
Al unirse un misterioso pasajero cuyo juego maravilla a todos los contendientes, sobreviene uno de los giros argumentales más estremecedores de la historia de la literatura.
_Novela de ajedrez _es la obra póstuma de Stefan Zweig, un tremendo pero fascinante alegato contra el horror nazi que retrata con suma delicadeza los sentimientos y la naturaleza humana.
En 2024 se cumplen cien años de la muerte de Franz Kafka (1883-1924), posiblemente el escritor que con mayor genialidad retrató la angustia, la incertidumbre y el absurdo que la llegada del siglo XX produjo en las vidas de los habitantes de Europa, testigos (y víctimas) de la transformación vertiginosa del mundo que conocían. De ello dan testimonio sus tres novelas, ofrecidas aquí reunidas en un estuche de dos volúmenes: "El proceso" -obra emblemática de lo kafkiano que se inicia con el arresto de Josef K. por una acusación que nunca llegará a conocer-, "El castillo" -en la que el célebre agrimensor K. se enfrenta al laberinto burocrático del poder- y "El desaparecido" -titulada América por Max Brod, la que a juicio del propio Kafka fue su novela más luminosa-.