Yannis Ritsos, una de las mejores voces de la lírica europea, creó una serie de monólogos de excepcional sutileza, con los que consigue trasladar a nuestros días el pathos de la tragedia griega. En esta pieza da voz a Perséfone, la diosa de la antigua mitología griega a la que Hades, el dios del inframundo, rapto´ cuando era una doncella inocente. Gracias al poeta conocemos su cautiverio, al que ha aprendido a acostumbrarse, la compasión que le inspira incluso el leal perro al que su amo ha encargado vigilarla, y nos asomamos asi´ a la invisible suerte de muchas cautivas de ayer. Con esta obra proseguimos la publicación de los soliloquios dramáticos del autor en versión de Selma Ancira.
EL GRAN CLÁSICO DE LA NOVELA GRÁFICA,
en su edición definitiva
Persépolis nos cuenta la revolución islámica iraní vista desde los ojos de una niña que asiste atónita al cambio profundo que experimentan su país y su familia, mientras ella debe aprender a llevar el velo. Intensamente personal y profundamente político, el relato autobiográfico de Marjane Satrapi examina qué significa crecer en un ambiente de guerra y represión política.
Antoñito, el nieto de don Manuel, creció con su abuelo sin padre que lo ayudara a anudarse la corbata y sin madre que lo quisiera en una humilde aldea gallega; aun así, consiguió ser una de las estrellas más fulgurantes del mundo del espectáculo. Bajo el nombre de Bécquer está de vuelta en España y se presenta ni más ni menos que en el teatro más importante del país.
La noche promete: un cómico en el Teatro Real. El escenario, como siempre, no tiene más adorno que esa alfombra persa que a Bécquer le sirve de marca para moverse y el enorme luminoso con su nombre allá en lo alto, sobre su cabeza.
La Habana, 2016. Varios acontecimientos históricos van a sacudir Cuba: la visita de Barack Obama en lo que se ha llamado el «Deshielo cubano», un concierto de los Rolling Stones y un desfile de Chanel. Por eso, cuando un exdirigente del Gobierno cubano aparece asesinado y mutilado en su apartamento, la policía recurre a Mario Conde para que les eche una mano. Conde recordará que el muerto era un hombre déspota y cruel que en el pasado había extorsionado a los artistas para que no se desviaran de las consignas de la Revolución. Paralela a esa trama, se suma una historia situada un siglo antes, cuando La Habana era la Niza del Caribe y se vivía desenfrenadamente bajo la amenaza del cometa Halley. Para sorpresa de Mario Conde, presente y pasado tendrán unos vínculos insospechados.
La Florencia del siglo XVI requiere habilidad, discreción, lealtad, sensibilidad artística y comprensión política. Europa es un polvorín. Italia es el campo de batalla donde chocan Francia y España, las dos grandes potencias. El duque de Florencia, Cosme de Médici, no solo tiene que lidiar con la reina de Francia, su prima Catalina de Médici y aliada de su viejo enemigo, el republicano Piero Strozzi, sino también con el influjo de un Papa que es un inquisidor de la peor calaña, el que instituyó la prohibición de libros y obras de arte considerados inmorales. Y para complicarlo todo, ahora el viejo pintor Pontormo acaba de ser asesinado al pie de los frescos en los que trabajaba desde hacía once años. En la escena del crimen se descubre un cuadro obsceno de María de Médici, una de las hijas del duque. El gran Vasari, secuaz del duque, pintor e historiador del arte, se tiene que encargar de la investigación. ¿Quién es el asesino y quién el caricaturista? ¿Cuál es el móvil del asesinato y del crimen de lesa majestad?
En 1557 Europa es un polvorín y en la Florencia de los Médicis se acaba de cometer un crimen: el pintor Pontormo ha sido asesinado mientras trabajaba en los frescos de una capilla. Junto al cadáver aparece un cuadro obsceno de la hija de Cosme de Médicis y, para evitar mayores problemas con la reina Catalina de Francia y con el papa Pablo IV, un inquisidor de la peor calaña, el duque de Florencia deberá encargar al gran Vasari, su hombre de confianza, que resuelva el caso y limpie el nombre de su hija.
Aunque ambientada en el Renacimiento, esta formidable novela policiaca resuena con fuerza por su profunda reflexión sobre los grilletes morales que hoy, como ayer, amenazan la libertad artística. Un maravilloso fresco cargado de humor, romance y suspense que a través de sus múltiples perspectivas erige un desafío literario, político e histórico que produce en el lector el mismo asombro que la contemplación de un gran cuadro.
Un tour de force narrativo con el que Laurent Binet pone a prueba una vez más su talento, una novela «erudita, emocionante, edificante» (Benzine) en la que «maneja a la perfección los retratos, los colores y las líneas de fuga. Una pura obra maestra» (Page).