Una pequeña alfarería, regentada por una familia que comprende que ha dejado de serle necesaria al mundo, frente a un centro comercial gigantesco. Un mundo en rápido proceso de extinción, otro que crece y se multiplica como un juego de espejos donde no parece haber límites para la ilusión engañosa. Así, La caverna habla de un modo de vivir que cada vez es menos nuestro: todos los días se extinguen especies, hay oficios que se tornan inútiles, idiomas que dejan de tener hablantes, tradiciones que pierden sentido, sentimientos que se convierten en sus contrarios. Saramago despliega su visión del mundo actual a la vez que nos alerta: no cambiaremos de vida si no cambiamos la vida.
Un sacerdote francés, un joven médico norteamericano, una enfermera de Assam y un ex campesino indio que se gana la vida tirando de un rickshaw se encuentran un día bajo las cataratas del monzón y se instalan en el alucinante decorado de un barrio de Calcuta para cuidar, ayudar, salvar. Condenados a ser héroes, pelearán, lucharán y vencerán en medio de las inundaciones, las ratas, los escorpiones, los eunucos, los dioses, las fiestas y las setenta mil «luces del mundo» que pueblan La Ciudad de la Alegría. Su epopeya es un canto de amor y fraternidad; un reportaje desgarrador sobre la capacidad del ser humano de superar el sufrimiento, la miseria y la desgracia, que sigue más vigente que nunca en el veinticinco aniversario de su publicación.
La ciudad y los perros no es sólo un ataque contra la crueldad ejercida a un grupo de jóvenes alumnos del Colegio Militar Leoncio Prado, sino también una crítica frontal al concepto erróneo de la virilidad, de sus funciones y de las consecuencias de una educación castrense malentendida. Aunada a la brutalidad propia de la vida militar, a lo largo de las páginas de esta extraordinaria novela, la vehemencia y la pasión de la juventud se desbocan hasta llegar a una furia, una rabia y un fanatismo que anulan toda sensibilidad.
Unas cuantas calles casi en ruinas, asediadas por los escombros y los delincuentes, es lo que queda del viejo Barrio Chino de La Habana. Cuando se adentra en él un Conde ya ex policía, dedicado ahora a la compraventa de libros de segunda mano, no puede evitar recordar que estuvo en ese rincón exótico y agreste de la ciudad muchos años antes, en 1989. Todo surgió de la petición de la teniente Patricia Chion, mujer irresistible, para que le ayudara en un extraño caso: el asesinato de Pedro Cuang, un anciano solitario que apareció ahorcado y al que le habían amputado un dedo y grabado con una navaja en el pecho un círculo y dos flechas. Eran rituales de santería que obligaron a hacer pesquisas por otros ámbitos de la ciudad. Pero el Conde descubrió hilos inesperados, negocios secretos y una historia de abnegación y desgracias que le devolvió la realidad oculta de muchas familias emigrantes asiáticas. Como dice una expresión china, tuvo que encontrar la cola de la serpiente para llegar a la cabeza.
Un hombre inocente va a ser ejecutado...
Solo un hombre culpable puede salvarlo.
Un thriller judicial trepidante del maestro del genero.
Travis Boyette es un asesino. En 1998, en una pequeña ciudad de Texas, raptó, violó y estranguló a una de las chicas más guapas y más populares del instituto. Enterró el cadáver en un lugar donde nadie lo encontraría nunca y luego esperó. Observó impasible mientras la policía detenía a Donte Drumm, la estrella del equipo de fútbol que nada había tenido que ver con el crimen. Donte fue acusado, declarado culpable y condenado a muerte.
Ahora han transcurrido nueve años y solo faltan cuatro días para la ejecución de Donte. En Kansas, a más de seiscientos kilómetros de la cárcel, Travis tambien se enfrenta a su destino: un tumor cerebral que le deja muy poco tiempo de vida. Decide hacer lo correcto por primera vez: va a confesar.
Pero ¿será capaz un hombre culpable de convencer a los abogados, los jueces y los políticos de que están a punto de ejecutar a un hombre inocente?