El eminente escritor dominicano Luis Arias nos muestra, con detalles y explicaciones pertinentes, lo relacionado a las reglas vigentes en materia de inmigración, específicamente el caso dominicano.
La novela Palma Sola: una historia de amor trata de describir, desde una perspectiva literaria, novelística, los hechos acontecidos en la
provincia de San Juan de la Maguana durante el mes de diciembre del año 1962, conocidos ampliamente por los dominicanos como “La Masacre de Palma Sola”. Máximo Vega ha construido una novela en la cual los importantes no son los que se mencionan como protagonistas de los hechos en los periódicos, las crónicas históricas, sociológicas o antropológicas y los noticieros: para el escritor, que trabaja desde la ficción, las importantes son las historias de los muertos, reales o ficticios. Liborio Mateo, Plinio Mesías y León Ventura Rodríguez son personajes secundarios, difuminados, lejanos en esta novela, aunque se cuente desde una investigación histórica que justifica lo narrado. Para Máximo Vega tienen una importancia fundamental aquellos que fueron testigos fundamentales de la tragedia, o los que cayeron abatidos por las balas de los soldados mientras creían ciegamente en la llegada mesiánica de una salvación eterna pero esquiva, en “esta isla ignota gue navega por el océano y el tiempo”, pero siempre desde la perspectiva de la ficción y la creación literaria. Un momento fundamental de la historia dominicana que ha encontrado otros cronistas, pero que ha sido novelada feliz y magistralmente en este libro por uno de los más importantes narradores de nuestro país.
La civilización presente ha dado rienda suelta a excesos de toda índole. Ya sea en el ámbito personal, social, internacional o planetario, estos excesos son prueba de la pérdida de la justa medida y de la falta de moderación, condiciones fundamentales para que la vida humana tenga el equilibrio mínimo que garantiza el buen vivir.
Este dramático escenario lleva a Leonardo Boff a recuperar un antiguo cuento, El pescador ambicioso y el pez encantado, lleno de enseñanzas, que ilustra bien la condición humana dominada por la dinámica de un deseo ilimitado. Ciertamente, tal como está, el mundo no puede seguir. Por eso es urgente explorar las distintas dimensiones de la justa medida e iluminar las vías de su realización hacia una ética y una espiritualidad nuevas.