De noche, sobre los posos del café llora, con la mirada hacia Oriente. La boca inocente y flácida, como una flor monstruosa. En breve la luna joven y sutil sustituirá al alba resplandeciente. ¡Cuántas peinetas y anillos te regalaré! La joven luna entre las ramas no protegerá a nadie. ¡Cuántos brazaletes, cadenas y pendientes te regalaré! ¡Como bajo una pesada crin las brillantes pupilas relucen! ¿Tus acompañantes están celosos? ¡Los caballos purasangre son veloces! a amiga reúne las poesías que Marina Tsvietáieva dedicó a la escritora y crítica de arte Sofía Parnok: un grito embriagado de pasión, lamento y desdén.
Pero, ¿cómo llega un escritor realista como Turguénev a escribir relatos de terror? Apoyándose en la realidad: desafiará la naturaleza siempre y cuando no solo lo escrito resulte verosímil, sino cuando reflejen esos temas sociales que siempre han dominado su obra. Klara Mílich y otros relatos de terror de Turguénev no es una mera selección cuentos escalofriantes que recurren al horror con el objetivo de asustar. Turguénev emplea el terror para hablarnos de una forma más poética, más simbólica, de los problemas sociales que siempre desataron su pluma. A través de ellos nos plantea las cuestiones que siempre han interesado y afectado a la humanidad.
El ser humano es el ser vivo cuya existencia va acompañada de una gran capacidad para "hacerse ser", para manifestarse en los papeles sobreañadidos. A fin de sostener estos papeles, tanto en la vida como sobre el escenario, recurrió al maquillaje o a las máscaras, que proporcionan simulación y disimulo y producen una mímica eficaz. Las máscaras fueron en ocasiones portadoras de soberanía, y en otras, de infamia o de ridículo. Para sujetos con la obligación de dar la cara fueron figuras de auxilio. Las máscaras permitieron que la ocultación y la manifestación actuaran en concierto. Esta recopilación de estudios contiene las páginas recientes sobre "Los poderes de la máscara", que figuraron en el catálogo de la exposición Máscaras, mascaradas, mascarones, celebrada en el museo del Louvre en 2014.
Blanca Varela (Lima, 1926-2009) es una de las voces poéticas más destacadas de América Latina. Ha publicado Ese puerto existe (1959), Luz de día (1963), Valses y otras falsas confesiones (1972), Canto villano (1978), Ejercicios materiales (1993), El libro de barro (1993), Concierto animal (1999) y El falso teclado (2001), todos ellos incluidos en este volumen junto con una serie de poemas dispersos. Por su obra obtuvo el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2006) y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2007). «Blanca Varela es una poeta que no se complace en sus hallazgos ni se embriaga con su canto. Con el instinto del verdadero poeta, sabe callarse a tiempo. Su poesía no explica ni razona.
Pocas cosas suscitan hoy tanto interés como el humor, tal vez porque lo echamos mucho en falta en una sociedad generalmente seria y malhumorada, incapaz de elevarse sobre las cosas con la fina distancia y el placer inteligente que ofrece el humor, capaz de hacernos ver lo oculto, desnudar lo solemne y señalar lo falso. Una categoría, el humor, cuyo carácter y definición se persiguen en este libro (a sabiendas de que es imposible) transitando por libros y autores que le han prestado atención e intentando hacerlo, también, con cierto humor. Un humor que se distingue de lo cómico, lo gracioso o del puro chiste y se convierte en una auténtica posición ante la vida. Algo que tiene más que ver más con el corazón que con la cabeza, como nos recuerda Wenceslao Fernández Flórez, miembro de la generación más brillante de humoristas españoles, un autor que se reivindica y al que se sigue en el desarrollo de este libro. Un humor, por fin, que se rebela frente a la rigidez y el automatismo, como señala Bergson, y que ofrece el consuelo al abatido yo por las penalidades que nos inflige la vida, como no escapó a Freud.
Sin duda, Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) se cuenta entre los escritores estadounidenses más importantes del pasado siglo, y no solo por su estilo impecable, divertido y poético (aunque siempre accesible), sino por la sagacidad con la que supo reflejar en sus textos el espíritu y la idiosincrasia de su época. Este volumen recoge veintidós de los mejores ensayos que Fitzgerald publicó a lo largo de su carrera como colaborador en prensa y en revistas literarias, cuatro de ellos traducidos al castellano por primera vez. A lo largo de sus páginas, el autor habla de sí mismo y sus contemporáneos, sus inquietudes, sus problemas y su tiempo, así como de los míticos espacios y ciudades que le tocó recorrer, desde las urbes inundadas de jazz y de luz de los felices veinte hasta los años prebélicos de la más dura y agria década de 1930.
Trescientos sesenta y seis reflexiones son un montón de reflexiones. Por las distintas temáticas abordadas; por los diferentes ámbitos de los cuales han surgido y por la diversidad de personas a que hacen referencia a veces a personalidades destacablemente notorias y a menudo a ! seres comunes y corrientes como yo, y quizás como tú. Debido a todo esto las páginas de este libro conforman un legajo de historias con vida propia. Pudieran incluso parecer vivencias desconectadas las unas de las otras, pero no lo son. En su conjunto constituyen un esfuerzo intencional del Padre Eterno, valiéndose del hilo conductor del Espíritu Santo, para reiterarte la finalidad con la que fuiste creado y para referirte al Hijo, Único Ser mediante Quien pueden hacerse realidad Sus maravillosos planes para contigo.
Lo mismo que una imagen recuerda a alguna análoga y una sombra a la fresca humedad de otra estancia y un olor a una escena cercana por remota y esta ciudad a aquella habitable y distante, así, cuando la tarde se hace eterna y es julio todo expresa una múltiple, inasible presencia, y el agua es más que el filtro de lo que fluye y pasa y la luz más que el velo que ilumina las cosas y el viento más que el nombre de una oscura noticia. «Mecánica terrestre» Álvaro Valverde (Plasencia, 1959) ha publicado, entre otros, los libros de poesía Las aguas detenidas, Una oculta razón (Premio «Loewe»), A debida distancia, Plasencias, Ensayando círculos, Mecánica terrestre, Desde fuera, Más allá, Tánger, El cuarto del siroco (Premio «Meléndez Valdés» de la crítica) y Sobre el azar del mapa.
Tras una semana confinados por el COVID-19, los inquilinos de un edificio de apartamentos del Lower East Side de Manhattan empiezan a reunirse en la azotea para contar historia. Cada noche que pasa, se reúnen más y más vecinos. Poco a poco, los inquilinos (algunos de los cuales apenas se han dirigido la palabra) se convierten en verdaderos vecinos.
Catorce días es una hermosa oda a las personas que no pudieron escapar cuando la pandemia golpeó. Una narración deslumbrante, conmovedora y, en última instancia, sorprendente de cómo, por debajo de la horrible perdida y el sufrimiento, algunas comunidades consiguieron hacerse más fuertes.