En verano de 1812, Napoleón, en el apogeo de su dominio de Europa, marchó hacia Rusia con el mayor ejército de la historia y la convicción de que la expansión de su imperio era imparable. Sin embargo, apenas dos años después sus ejércitos fueron derrotados y Rusia salió victoriosa. Gracias a un profundo conocimiento de la singular realidad social, política y económica en tiempos del zar Alejandro I, este ensayo muestra por primera vez el papel crucial que desempeñó Rusia en las guerras napoleónicas. Dominic Lieven despliega ante los ojos del lector un auténtico fresco en el que tanto el emperador y los oficiales de su Estado Mayor como los soldados cobran vida. El fascinante relato pormenorizado de los acontecimientos que marcaron primero la estratégica retirada de las tropas rusas y finalmente la marcha sobre Europa liderada por el ejército del zar permite al autor desmantelar el afianzado mito según el cual la derrota de Napoleón fue el resultado del inclemente paisaje invernal ruso y señalar así el decisivo lugar de Rusia en la política europea, un lugar que incluso hoy merece la pena recordar.
El caballero de Olmedo, la obra maestra de Lope de Vega, en la cuidada edición de Francisco Rico. Un referente del teatro del Siglo de Oro.
Este volumen presenta la que posiblemente sea la obra maestra de Lope de Vega como dramaturgo, y sin duda, la que más ha pulsado nuestra sensibilidad contemporánea: El caballero de Olmedo. Inspirada en una cancioncilla popular, la tragicomedia presenta un enredo sentimental que adquiere desde el principio tintes fatídicos y a la postre sobrenaturales, subrayados por imágenes simbólicas generadoras de una profunda melancolía y pesar.
La obra se ofrece en la mítica edición de Francisco Rico, puesta al día por el filólogo y académico en sus últimos años. Esta edición quiere, así, constituirse en el homenaje de la Biblioteca clásica de la RAE al que fuera su fundador y director cuando se cumple un año de su desaparición.
Dwight es un hombre con un sórdido trabajo de detective privado y un montón de recuerdos de emociones que podrían haber sido amor y de las múltiples maneras en que la fastidió. Dwight daría lo que fuera por salir del infierno gris y entumecido en que se ha convertido su vida. entonces, de repente, un día regresa su recuerdo más vívido y sangranteregresa Ava.
Dos jóvenes se encuentran una tarde de septiembre en un casino alemán; no se conocen ni son presentados; pero él, Daniel Deronda, mira cómo ella, Gwendolen Harleth, juega y pierde a la ruleta. A ella su mirada le parece de «una ironía exasperante». Daniel, hijo adoptivo de un barón liberal que lo ha tratado siempre con cariño y educado impecablemente, pero nunca le ha dicho quiénes son sus padres, vive con un sentimiento de ilegitimidad pero tiene una personalidad afectuosa y sentimientos delicados: es capaz de hacer grandes gestos por los demás. Para Gwendolen, en cambio, los demás solo están para admirarla: está decidida a ser feliz… como mínimo a no dejar pasar la vida igual que otros; y además afirma: Cuando apunto no puedo evitar dar en el blanco. Pero su familia no tardará en caer en la ruina y su única vía de escape será casarse con un hombre rico al que crea que pueda dominar. Deronda, por su parte, rescata de ahogarse en el Támesis a una muchacha judía que ha huido de un padre explotador y se encarga de velar por su porvenir. Las relaciones de estos personajes se entrecruzan de las formas más inesperadas, creando una tensión presidida por el desafío de llevar una vida nueva y desconocida.
Creado por el genial dibujante Morris en 1946, Lucky Luke fue durante años una parodia del cowboy justiciero y vagabundo que aparecía en centenares de westerns cinematográficos. Sin embargo, la llegada del portentoso guionista René Goscinny imprimió un giro a la serie, insuflando en ella grandes dosis de sutileza e ironía, y elevando al protagonista (y a sus enemigos, los Dalton) al Olimpo de los cómics.