«La gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás», decía Cicerón, y no andaba lejos de lo que está demostrando la neurociencia. Se ha comprobado que tomarse un tiempo para agradecer tiene beneficios para la salud. La gratitud va acompañada de más optimismo, menos ansiedad, aumento de la autoestima y el equilibrio social.
El sistema nervioso y, concretamente, el nervio vago juega un papel determinante en nuestro bienestar psicológico y físico. Si su función está bloqueada o alterada, aparecen problemas emocionales. Muchas de las dolencias más comunes (desde la ansiedad y la depresión hasta las migrañas y el dolor de espalda) están relacionadas con este nervio craneal. La buena noticia es que podemos llegar a regularlo y conseguir una relajación profunda, mejorar el sueño o recuperarnos de una herida o un trauma.
Somos una sociedad cansada, falta de energía y de vitalidad. Sentimos que se nos escapa la energía a cada paso, como si alguien nos la estuviese robando sin darnos cuenta, pero ¿qué me dirías si te cuento que ese ladrón realmente existe y que es posible hacerle frente?
En ¿Quién se ha llevado mi energía?, Héctor Castiñeira, el profesional detrás de Enfermera Saturada, se vuelca en su faceta como divulgador de salud para contarnos por qué nos sentimos permanentemente agotados física y mentalmente. Pero, sobre todo, para explicarnos cómo podemos recargar nuestras baterías con hábitos muy sencillos y de fácil aplicación.
Aunque hoy casi nadie lo recuerde, Marcel Proust escribió En busca del tiempo perdido, gracias a una extraordinaria capacidad de percepción que le permitió ver lo que nadie pudo. Sus contemporáneos lo consideraron un «médium despierto» y hablaron de él en términos que hoy lo vinculan a los fenómenos psíquicos. Este hecho demostrado en las páginas de este estudio fue silenciado por la crítica literaria... hasta ahora.
Telepatía, clarividencia y premonición son temas que impregnaron la mirada de una de las más grandes obras de su tiempo. El poder evocador de nombres, lugares y cosas, incluso su proyecto de viajar en la memoria para encontrarse con el origen de todo, se desvela como la aventura de una conciencia expandida. El escritor y las ciencias psíquicas reivindica esa capacidad, la contextualiza y aporta una visión más completa que nunca de la mente de Proust.
El poder del objeto habla de la relación entre las personas y las cosas en la Baja Edad Media europea. A lo largo de sus páginas se presentan ejemplos diversos de cómo los objetos no solo fueron importantes para quienes los poseyeron y usaron, sino que ejercieron un poder efectivo sobre ellos. En un caso se trata del ajuar litúrgico legado por una mujer al monasterio en el que será sepultada; en otro, de las cajas, cofres y estuches que esconden y muestran lo más preciado de otras dos mujeres; en otros más, de las cadenas que fijan los libros por la geografía interior de varios monasterios, de los objetos que acompañan los rituales funerarios y activan los cinco sentidos, del ataúd vacío y el paño de oro en los que late la presencia de una ausencia, de la custodia en los coros femeninos capaz de transformar el espacio en un lugar de experiencia; o, por último, de los capazos de esparto, atestados de objetos, en los que fueron abandonados niños y niñas de meses o días a las puertas de un hospital. Todos ellos tienen algo en común, pues muestran de qué forma el objeto «mira», y porque mira ejerce poder y es capaz de construir, desde su materialidad, memoria y formas de representación.
De un modo sencillo, pero profundo, este libro nos habla del viaje completo que realizamos tras la muerte, explicando detalladamente cómo es nuestra vida en el mundo espiritual y la influencia que ella tiene en nuestra actual vida en la Tierra. Gracias a este conocimiento, encontramos respuestas a las cuestiones que siempre nos hemos planteado: ¿Dónde vamos tras la muerte? ¿A qué hemos venido? ¿Qué sentido tiene esta vida? ¿Por qué me suceden siempre las mismas cosas? ¿De qué manera pueden comunicarse los espíritus con sus seres queridos?