Para todo gobernante, como para todo jefe militar, es imprescindible conocer las circunstancias concernientes a sus antagonistas y adversarios (reales o potenciales), con el fin de neutralizar cualquier amenaza y afianzarse en el poder. Sin esa información, las probabilidades de que un gobierno sea derrocado, o de que un general sufra una severa derrota, aumentan de forma exponencial. De ahí que las actividades y servicios de inteligencia hayan sido una constante a lo largo de la historia.
A pesar de la importancia fundamental de este fenómeno, su existencia ha sido a menudo soslayada en lo que respecta a las sociedades del pasado. Sea por la dificultad que entraña la frecuente escasez de fuentes, por el temor a pecar de anacronismo o debido a inconscientes prejuicios idealistas, manuales y monografías acostumbran a negligir el tratamiento del papel desempeñado por las actividades de espionaje y contraespionaje en la Antigüedad.
La Edad Media no fue esa época oscura llena de mugre, fanatismo y dragones (ojalá lo de los dragones fuera cierto) que te ha contado el cine, sino un periodo fascinante, diverso y crucial para la historia de la humanidad y para entender de dónde venimos. El youtuber y escritor Andoni Garrido desgrana los mil años de historia medieval en Europa con su particular estilo riguroso a la par que desternillante y desvela las filias y las fobias de unos monarcas que querían reinar mucho, pero, a veces, no mandaban ni en su casa.
De la llegada de los visigodos a la unión dinástica de los Reyes Católicos, Castillos y Catapultazos pone el foco en los hechos y personajes de la Península ibérica y en la noble tarea de destruir los mitos y bulos que rodean el periodo. Ni los medievales pensaban que la Tierra, ni la Iglesia era un obstáculo para los avances tecnológicos, ni, por supuesto, ser el más sucio del barrio era un deporte nacional. Y sí, hubo cruzadas, inquisiciones y peste negra, pero también catedrales que aún nos dejan boquiabiertos, literatura que sigue inspirándonos y una ciencia en ciernes que sentó las bases de lo que vendría después.
Luces urbanas y cerezos
Los grabados en madera de Tokio que cautivaron la imaginación de Europa
Utagawa Hiroshige (1797-1858) fue uno de los últimos grandes artistas de la tradición japonesa del ukiyo-e. La palabra significa literalmente «pinturas del mundo flotante» y designa un género artístico que floreció entre los siglos xvii y xix y simbolizó la imagen de Japón en el mundo occidental. Las escenas del ukiyo-e, que en muchos aspectos eran de tipo hedonista, representaban a menudo la brillante luminosidad y las atracciones de Edo: mujeres hermosas, actores y luchadores de sumo, la vida urbana y panorámicas espectaculares.
Uno de los seres humanos más brillantes jamás conocidos, Leonardo sigue siendo el genio del Renacimiento por excelencia. Compañero perfecto de la edición Leonardo da Vinci. Obra gráfica, este libro es un catálogo razonado de todas las obras maestras pictóricas del artista, tanto supervivientes como perdidas, desde la Mona Lisa a La última cena.
En 1346 la peste negra llegó a Europa para diezmar a poblaciones enteras a lo largo y ancho del continente entre sufrimientos indecibles. Una catástrofe terrible, una tragedia humana de proporciones bíblicas, pero que desencadenó una renovación cultural y un desarrollo económico de una escala también sin precedentes. El mundo que forjó la peste es una historia panorámica de tales cambios, de cómo la peste bubónica revolucionó el trabajo, el comercio y la tecnología en Eurasia y de cómo preparó el terreno para la expansión mundial de Europa occidental que arrancó poco más de un siglo después. James Belich, catedrático de la Universidad de Oxford en Historia Global, nos lleva a través de siglos y continentes para iluminar una de las mayores paradojas de la historia: ¿cómo pudo tal catástrofe plantar las semillas de ese espectacular despegue? Belich muestra cómo la peste, diezmando la población, duplicó la capacidad económica de los supervivientes y acrecentó la demanda de sedas, azúcar, especias, pieles, oro, esclavos… Europa se expandió para satisfacer dicha demanda y la peste proporcionó los medios.
La Compañía se ha disuelto y sus integrantes emprenden caminos separados. Frodo y Sam avanzan solos en su viaje a lo largo del río Anduin, perseguidos por la sombra misteriosa de un ser extraño que también ambiciona la posesión del Anillo. Mientras, hombres, elfos y enanos se preparan para la batalla final contra las fuerzas del Señor del Mal.