Varios años después de publicar La invasión (1967), Ricardo Piglia reescribió los relatos que integraban el libro siguiendo la máxima de Hemingway, según la cual todo lo que se saque de un relato no hará más que mejorarlo. A las diez narraciones primitivas se sumaron otras cinco, aparecidas en revistas literarias, y dos más que escribió durante el proceso. Piglia partió de la misma situación inicial, consciente de que «la misma historia con otros protagonistas es otra historia (y sin embargo en un sentido es también la misma)». Lo es, en efecto, ya que en todos los relatos emergen los temas que conforman su imaginario: la revisión crítica de la historia de Argentina, la frontera entre ficción y realidad, o las tramas metaliterarias donde sus autores de cabecera aparecen como un personaje más.
Martina y Bruno tienen su primera misión secreta como ninjas: salvar a Quesito Azul, el hámster más apestoso del planeta.
Está claro que están más que preparados para la aventura…, ¿o no?
¡KIIIIIIÁÁÁ!
La vida de Laura ha dado un giro de ciento ochenta grados.
Ya nadie la llama Karma. Ha dejado El Corte Inglés y, con los treinta, ha llegado el momento de lanzarse a probar suerte en el mundo del teatro junto con su inseparable Roberto.
Laura rehará su vida y descubrirá qué significa para ella el sexo de una noche, el amor romántico y la necesidad de ser ella misma.
Hay que vestirse, y Lina quiere hacerlo ella sola. Camisa, pantalón, zapatos… todo “yo, yo y yo”.
Cuando tienes dos años eres grande y cuando eres grande, haces lo que quieres. O eso cree Lina, pero mamá y papá tienen otra idea. Y la pequeña Lina dice… ¡que lo haré yo!
Un divertido libro en el que cualquier adulto que tenga cerca un bebé de dos años se verá reflejado. No se ofrecen recetas prácticas para evitar las pataletas, pero sí se prometen unas cuantas risas y un final feliz.