Los pequeños lectores de hoy son los ciudadanos de mañana; por eso, si queremos una sociedad más solidaria y justa, además de dar a los niños una enseñanza académica, tenemos que formar en valores como la empatia, el respeto o la responsabilidad.
La estructura familiar es la primera muestra social del niño, y lo que aprenda dentro de ella configurará no solo su carácter, sino también sus relaciones con los demás. Las normas de convivencia, el respeto, la paciencia o la obediencia son algunos de los valores fundamentales que la familia aporta a los más pequeños.
Los pequeños lectores de hoy son los ciudadanos de mañana; por eso, si queremos una sociedad más solidaria y justa, además de dar a los niños una enseñanza académica, tenemos que formar en valores como la empatia, el respeto o la responsabilidad.
Los amigos son el primer vínculo del niño fuera del entorno familiar, y ciertamente les acompañarán en el fascinante proceso de crecer. Por ello es importante aprender a hacerlos, pero también a mantenerlos, cuidarlos, y compartir emociones y experiencias con ellos.
El retrato de Dorian Gray es una novela representativa de la decadencia humana, del triunfo conseguido sin importar los medios y las formas de la pasión olvidándose de los demás. Sin embargo, todos los seres humanos poseemos un alma y una conciencia. ¿Qué ocurriría si esta pudiera mostrarse por medio de una pintura o transformando la fisonomía a medida que la carcoma del mal se haga presente en el cuerpo?
Cuando se lee Alicia en el País de las Maravillas, se puede imaginar al autor caminando al lado de las niñas, las tres hermanas para las que inventó el cuento, improvisando continuamente. Como buen profesor acostumbrado a llenar pizarras de números, su relato no pierde el hilo, siempre resulta coherente, dentro de lo absurdo que está contando, y se siente animado por las miradas chispeantes de las pequeñas. Cuando se sientan para descansar, o mientras toman un refrigerio para recomponer fuerzas, prosigue el relato, que ya no se detendrá hasta llegar a su hija.
En este volumen figuran dos de sus obras más representativas: Retrato del artista adolescente y Dublineses, en las que, como en sus demás obras, concibió y ejecutó una forma de escribir totalmente nueva donde mentes despiertas y soñadoras arrojan una visión integral del mundo como Palabra. Esta es la medida de su genio.