La novela Palma Sola: una historia de amor trata de describir, desde una perspectiva literaria, novelística, los hechos acontecidos en la
provincia de San Juan de la Maguana durante el mes de diciembre del año 1962, conocidos ampliamente por los dominicanos como “La Masacre de Palma Sola”. Máximo Vega ha construido una novela en la cual los importantes no son los que se mencionan como protagonistas de los hechos en los periódicos, las crónicas históricas, sociológicas o antropológicas y los noticieros: para el escritor, que trabaja desde la ficción, las importantes son las historias de los muertos, reales o ficticios. Liborio Mateo, Plinio Mesías y León Ventura Rodríguez son personajes secundarios, difuminados, lejanos en esta novela, aunque se cuente desde una investigación histórica que justifica lo narrado. Para Máximo Vega tienen una importancia fundamental aquellos que fueron testigos fundamentales de la tragedia, o los que cayeron abatidos por las balas de los soldados mientras creían ciegamente en la llegada mesiánica de una salvación eterna pero esquiva, en “esta isla ignota gue navega por el océano y el tiempo”, pero siempre desde la perspectiva de la ficción y la creación literaria. Un momento fundamental de la historia dominicana que ha encontrado otros cronistas, pero que ha sido novelada feliz y magistralmente en este libro por uno de los más importantes narradores de nuestro país.
Este libro es un recorrido por todas las eras de Taylor, que incluye TTPD y todos los hitos de The Eras Tour en el mundo y en Argentina.
En estas páginas no encontrarán una biografía, sino un baúl de recuerdos para preservar los mejores momentos vividos junto a ella y para demostrar por qué sus letras son refugio e inspiración para quienes la siguen y disfrutan de su música y de su innegable talento.
Un hermoso planner perpetuo, para que organices tus propias fechas y lo empieces y termines cuando quieras, con la estética de cada una de las eras de Taylor, una hermosa tapa dura, stickers y las ilustraciones más hermosas que te puedas imaginar.
Nunca se ha celebrado tanto el propio bienestar y la autoestima, sin culpas ni vergüenzas ni otros atavismos de una vetusta moral burguesa con raíces religiosas que van perdiendo fuerza. Pero, si somos más libres y felices que nunca, ¿por qué sentimos tanta fragilidad y frustración? Si se nos incita al "empoderamiento", ¿por qué se ha generalizado la impotencia, la ansiedad y la depresión? Paula Sibilia analiza cómo la hipocresía de la modernidad (que premiaba la virtud y castigaba sus faltas, aunque disimulaba con pudor toda suerte de deslices) ha sido reemplazada por un nuevo tipo de cinismo, que se expresa en fenómenos perturbadores como la posverdad, las fake news, los trolls o los haters. ¡Tú puedes!, incita eufórica la época, o Just do it, excita la publicidad, capitalizando al deseo bajo la dinámica del consumismo y del espectáculo.
Bosques, selvas y humedales en llamas. Poblaciones perdidas bajo inundaciones imprevistas. La diversidad de flora y fauna de grandes zonas diezmada por los efectos irreversibles de la contaminación. Fortunas inconmensurables concentradas en las manos de unos pocos, en un mundo donde millones de personas pasan hambre. Infinidad de vidas perdidas a diario. No se trata de escenas de una película catástrofe: son las imágenes reales que nos llegan de manera cotidiana, desde todos los rincones del planeta. De este planeta, que está colapsando. Después de dejar pasar grandes oportunidades, la puerta a un hábitat sustentable se ha cerrado. Hoy enfrentamos las consecuencias de un cambio climático descontrolado y empezamos a vivir el agotamiento de los recursos naturales. En otras palabras, no se trata de un dilema para las próximas generaciones, sino que ya mismo estamos presenciando el desmoronamiento de la civilización industrial. ¿Qué nos espera en los años venideros?
Alguna noche, suelo ubicar mis horas en la serenidad del barrio de
Almagro: empresa que tiene su poco de catástrofe en cada punta, pues
para ir y volver es obligatorio descender a la tierra como los muertos e
incluirse en una hilera de ajetreos que hay entre la plaza de Mayo y la
estación Loria, y resurgir con una sensación de milagro incómodo y de
personalidad barajada, al mundo en que hay cielo. Claro está que esas
plutónicas y agachadas andanzas tienen su compensación: tal vez la más
segura es poder considerar ese grande y bien iluminado plano de Buenos
Aires que ilustra las paredes enterradas de los andenes. ¡Qué maravilla
definida y prolija es un plano de Buenos Aires! Los barrios ya pesados
de recuerdos, los que tienen cargado el nombre: la Recoleta, el Once,
Palermo, Villa Alvear, Villa Urquiza; los barrios allegados por una
amistad o una caminata: Saavedra, Núñez, los Patricios, el Sur; los
barrios en que no estuve nunca y que la fantasía puede rellenar de
torres de colores, de novias, de compadritos que caminan bailando, de
puestas de sol que nunca se apagan, de ángeles: Pueblo Piñeiro, San
Cristóbal, Villa Domínico.
De una a siete de la tarde -mis horas oficiales o "teóricas" de
trabajo- me confieso un impostor, un chambón, un equivocado esencial. De
noche (conversando con Xul Solar, con Manuel Peyrou, con Pedro Henríquez
Ureña o con Amado Alonso) ya soy un escritor. Si el tiempo es húmedo y
caliente, me considero (con alguna razón) un canalla; si hay viento sur,
pienso que un bisabuelo mío decidió la batalla de Junín y que yo mismo
he consumado unas páginas que no son bochornosas. Me pasa lo que a
todos: soy inteligente con las personas inteligentes, nulo con las
estúpidas.
Hacia 1957 reconocí con justificada melancolía que estaba quedándome
ciego. La revelación fue piadosamente gradual. No hubo un instante
inexorable en el tiempo, un eclipse brusco. Pude repetir y sentir de
manera nueva las lacónicas palabras de Goethe sobre el atardecer de cada
día: Alles nahe werde fern (Todo lo cercano se aleja). Sin prisa pero
sin pausa -¡otra cita goetheana!- me abandonaban las formas y los
colores del querido mundo visible. Perdí para siempre el negro y el
rojo, que se convirtieron en pardo. Me vi en el centro, no de la
oscuridad que ven los ciegos, como erróneamente escribe Shakespeare,
sino de una desdibujada neblina, inciertamente luminosa que propendía al
azul, al verde o al gris. Ya no había nadie en el espejo; mis amigos no
tenían cara; en los libros que mis manos reconocían solo había párrafos
y vagos espacios en blanco pero no letras.
Edición conmemorativa a 30 años de su primera publicación. Incluye material inédito del archivo personal de Tomás Eloy Martínez. Tras cuatro jornadas de entrevista exclusiva a Juan Domingo Perón, Tomás Eloy Martínez decidió no escribir las memorias autorizadas del General, sino un relato apasionado que conjuga el mito, la realidad y la ficción para dar cuenta -como nadie antes ni después- de la figura más compleja y fascinante de la historia argentina. El resultado es una novela monumental, llena de acción, que resume la vida política del último siglo e indaga en las múltiples facetas de la verdad y en el poder que tiene la ficción para interpretarlas. «Un texto increíble, casi perfecto. Borges o Cortázar habrían dado su mano derecha por escribirlo.