Beth ha logrado acceder al programa de estudios al que siempre aspiró, aunque no esperaba que traspasar esa meta fuera a tambalear todos los cimientos de lo construido en los últimos meses. Eso que descubrió con un chico que quiso hacer volar sus mariposas y le entregó toda la esperanza tatuada en su piel.
Lo que encuentra en el grupo de Teatro era el mayor sueño de Beth. La peor pesadilla de Chris. Y para Ben… Para Ben será un reto difícil de superar.
¿Se puede elegir otro camino después de mirar a los ojos al destino?
Cuando la mujer a quien ama muere en trágicas circunstancias, el protagonista de esta historia hará todo lo posible para hablar con ella por última vez. En el Londres victoriano, en pleno apogeo del espiritismo, una sesión con el mejor médium de la historia parece ser la única solución, pero la experiencia desatará unas terribles y desconocidas fuerzas.
El mundo entero está en peligro, y su salvación solo puede hallarse en un misterioso libro titulado El mapa del caos. Si nuestro protagonista no lo encuentra, jamás podrá llegar hasta su amada, pues incluso el Más Allá dejará de existir. Para ello contará con la inestimable ayuda de Arthur Conan Doyle, de Lewis Carroll y, por supuesto, de H.G. Wells, cuyo Hombre Invisible parece haber escapado de las páginas de su famosa novela para sembrar el terror entre la humanidad. Solo ellos pueden descubrir la forma de salvar el mundo y encontrar el camino que reunirá a los amantes separados por la muerte.
En el caluroso verano de 1835, un hombre hizo soñar al mundo revelándoles que la Luna estaba habitada por unicornios, hombres murciélago y otros seres fantásticos. Y aunque no se tardó en demostrar que aquello era una gran mentira, muchos prefirieron seguir creyendo que en la Luna se almacenaban los sueños que podían hacer más hermosas sus vidas.
Más de sesenta años después, su biznieta Emma Harlow, solicitada por lo más selecto de la alta sociedad neoyorquina, sabe que solo podrá enamorarse de alguien capaz de hacer soñar al mundo como lo hizo su bisabuelo. Por eso exige a Montgomery Gilmore, su más infatigable pretendiente, que reproduzca la invasión marciana descrita en La guerra de los mundos, la novela de H.G. Wells. Pero para el millonario no hay nada imposible: los marcianos invadirán la Tierra, aunque esta vez sea por amor.
No pudo evitar preguntarse por qué el asesino de sus padres la quería viva. Y si eso no era una razón suficiente para desear estar muerta.
Cuando la mañana del 10 de agosto del año 30 a.C. la reina egipcia Cleopatra es encontrada muerta por la guarnición romana encargada de custodiarla para llevarla a Roma para el desfile triunfal de Octavio, la cólera de los romanos recae sobre sus dos hijos mellizos, Cleopatra Selene (Luna) y Alejandro Helios (Sol), de apenas diez años. Son acusados de haber ayudado a su madre a darse muerte, escatimando así el golpe de efecto que hubiese tenido la presencia de la orgullosa egipcia encadenada por las calles de Roma. Los mellizos, juntos con su hermano menor, Ptolomeo Filadelfo, son apresados y llevados a la península itálica. Son los hijos de la reina vencida y del triunviro Marco Antonio, que se ha suicidado también ante la victoria de Octavio.
Los niños llegan horrorizados a Roma en compañía de su tutor y son obligados a desfilar encadenados ante el carro de Octavio, el futuro emperador Augusto, pero su corta edad despierta la compasión del pueblo romano. En la creencia de que quizá puedan serle útiles en el futuro, Octavio accede a perdonarles la vida y ponerlos bajo la tutela de Octavia, su hermana y la legítima esposa de Marco Antonio, la mujer a la que abandonó para unirse a Cleopatra.
La idea de viajar a Sajalín, una remota y enorme isla en aguas del Pacífico, al norte de Japón, que albergaba en la época una colonia penitenciaria, y escribir «cien o doscientas páginas» sobre ella se le ocurrió a Chéjov a principios de la década de 1890. Pese a la oposición de su familia y su editor, él decía que de ese modo podría «saldar una deuda que he contraído con la medicina» y que le serviría de base para su tesis doctoral (que luego, una vez realizada, no sería aceptada). Pero al mismo tiempo estaba convencido de su profundo interés social: «A excepción de la Cayena en la actualidad y de lo que Australia era en el pasado, Sajalín es el único lugar donde se puede estudiar la colonización por parte de delincuentes». Al volver, escribiría: «Ahora sé muchas cosas, pero la impresión que me ha dejado el viaje es bastante penosa. Mientras estaba en Sajalín sólo sentía en mi interior un sabor amargo, como después de haber comido mantequilla rancia; ahora, en cambio, Sajalín se me aparece en el recuerdo como un verdadero infierno».
Los colegios tienen un problema significativo: hay demasiados chicos con dificultades. Resultados académicos decepcionantes, falta de interés en los estudios, altas tasas de expulsión, trastornos mentales en aumento, actitudes sexistas, incapacidad para expresar emociones… Las ideas tradicionales sobre la masculinidad están teniendo un efecto negativo no solo en los chicos, sino también en las chicas. En este libro revolucionario, Matt Pinkett y Mark Roberts defienden que los colegios deben replantearse sus esfuerzos para recuperar a los chicos.
¿Los chicos no lo intentan? repasa las investigaciones sobre temas clave como la ansiedad y ser buen estudiante, el comportamiento y el acoso, los deberes y la autoestima. Anima al lector a reflexionar sobre cómo define la masculinidad y a considerar lo que queremos para los chicos en el sistema educativo. Ofrece soluciones, además de estrategias a largo plazo para ayudar a los chicos a ser más felices y alcanzar mejores resultados académicos.