Barren red deserts dotted with post-colonial ghost towns, dilapidated inner city factories, discarded country homesteads and a succession of dormant, soot-filled power stations are just a handful of the desolate, yet visually rich narratives that form part of the abandoned Australia landscape.
Digging beneath the sun-baked soil, Shane Thoms uncovers the modern ruins scattered over this arid continent and reveals a series of beautifully broken abodes hiding in the crevices of the Great Southern Land.
Whispering of both long-gone happy family moments and human darkness, of working lives and the everyday pursuits of living, these atmospheric scenes allow us to reconstruct the stories of the past. Prompting conversations about a growing, diverse country with a complicated history, these abandoned places both connect as well as contrast the past and the present and chronicle the hidden remnants of the evolving Australian story.
Los vestigios de Abjasia, un país que no existe, una fábrica abandonada transformada en decorados para Hollywood, la Línea Verde de Chipre, la ciudad fantasma que dejó la catástrofe de Chernóbil, un cine modernista en Bruselas, insólitas fortificaciones del siglo XVIII en Italia, la ciudad de Tskaltubo y sus “aguas de la inmortalidad”, una de las termas más antiguas de Rumanía…
Roman Robroek es un fotógrafo del sur de los Países Bajos fascinado por la arquitectura urbana. Sus espectaculares fotografías de lugares olvidados en el mundo entero han ganado múltiples premios. ¿Cuál es la historia de estos edificios? ¿Quiénes vivían en ellos? ¿Para qué servían esos objetos y por qué los abandonaron? Su insaciable curiosidad por estos temas le llevó a ser fotógrafo urbano. Patrimonio abandonado es el resultado de diez años explorando lugares fantasmales en busca de respuestas.
Si un mínimo cambio de hábitos puede provocar resultados extraordinarios en un individuo, imagina lo que podría hacer en tu equipo y en tu empresa.
El trabajo en equipo hace frente a determinados obstáculos ante los que las capacidades individuales se ven limitadas (falta de planificación, metas poco realistas, comunicación confusa…). El deseo de que nuestras aspiraciones personales basten para impulsar el progreso colectivo no es más que una ilusión. La realidad es que los individuos deben desarrollar sus habilidades hacia la excelencia y que los grupos de trabajo requieren hábitos colectivos óptimos para afrontar la toma de decisiones y la organización, los cuales generarán confianza, diligencia y satisfacción entre los miembros del equipo.
Revela toda una variedad de actores poderosos cuyos trucos manipulan nuestros sistemas económicos, políticos y legales para su beneficio, a expensas de los demás. Una vez que aprendas a detectar los hackeos, comenzarás a verlos por todas partes y nunca volverás a ver el mundo de la misma forma. Casi todos los sistemas tienen lagunas, y esto es así por diseño. Pero no podrán aplicarte las reglas si eres capaz de aprovecharlas a tu favor. Si no se controlan, estos hackeos acabarán trastornando nuestros mercados financieros, debilitando nuestra democracia e incluso afectando nuestra forma de pensar.
Y cuando la inteligencia artificial comience a pensar como un hacker, a velocidades y escalas inhumanas, los resultados pueden ser catastróficos. Sin embargo, quienes se pongan el «sombrero blanco», podrán entender la mentalidad de los hackers y reconstruir los sistemas económicos, políticos y legales para contrarrestar a quienes quieren explotar nuestra sociedad. Podemos aprovechar la inteligencia artificial para mejorar los sistemas existentes, predecir y defendernos contra los hackers y lograr un mundo más equitativo.