Es el hombre perfecto.
Te dice que te ama.
Crees que es tu media naranja.
En poco tiempo, se ha instalado en tu corazón y en tu casa.
Y luego se va durante días. No sabes adónde ha ido ni con quién está.
Pronto te das cuenta de que, si pudieras volver el tiempo atrás, te dirías a ti misma: no le dejes entrar.
La adolescencia puede vivirse sin malos rollos
Aunque tanto padres como hijos suelen creer que la adolescencia es una etapa que hay que sufrir, no tiene por qué ser así. No sirve de nada esperar a que pase, pues la edad no la «cura» y afrontarla sin las herramientas adecuadas puede hacer que te conviertas en el policía de tu hijo por miedo a perder el control, o bien en su amigo por culpa de no querer imponer límites.
¿Y si existiera una alternativa que te permitiese encontrar un equilibrio entre poner límites y disfrutar de la complicidad? Cambiar esa dinámica infernal y salir reforzados como familia, comprendiendo mejor a tu hijo y, en el proceso, conociéndote mejor a ti mismo, es posible, si sabes cómo hacerlo.
Este libro no es únicamente mi historia, ni la historia de un solo género. Es para todos quienes han sentido miedo, duda o cansancio, pero que aun así eligen levantarse, buscar su verdad y seguir adelante. Dentro de ti hay una fuerza inmensa que quizás no has descubierto por completo. Una luz que nunca se apaga, un poder que nace del amor propio, la esperanza y la voluntad de crecer. No importa cuántas veces hayas caído o qué dificultades hayas enfrentado. Lo esencial es que sigas levantándote y caminando, paso a paso, hacia tu mejor versión.