Isaak Bábel nació en Odesa cuando esta era una ciudad con un importante gueto judío. Sus historias relatan la vida en este puerto en los últimos días del imperio ruso. Gánsteres, prostitutas, mendigos, contrabandistas aparecen en sus páginas: nadie escapa al agudo análisis de la pluma de Bábel. Desde los cuentos de la crueldad magnética de Benia Krik, infame jefe de la mafia y uno de los grandes antihéroes de la literatura rusa, hasta el devastador relato semiautobiográfico de un joven judío atrapado en un pogromo, esta colección de historias es considerada una de las grandes obras maestras de la literatura rusa del siglo xx.
Parece un bosque cualquiera, pero no lo es. Claro que para saberlo hay que prestar atención a lo más pequeño y escondido... ¡Sí, justo ahí! En ese árbol donde bailan las hadas que han invitado a duendes, elfos y gnomos a su fiesta.
Menos mal que el Reino Perdido está perdido, porque si no, seguro que estaría llenos de turistas; es la ventaja de ser un lugar tan apartado al que, según dicen, sólo se puede llegar con la imaginación... Nuestra recomendación es que no te fíes de las habladurías y emprendas este largo viaje dispuesto a dejarte sorprender.
Entre fogones encendidos con brasas prestadas, patios que huelen a mango y regolas que ya no son ríos, se tejen las memorias y las ficciones de un Caribe íntimo y entrañable. Cuentos intercalados nos invita a recorrer escenas donde lo cotidiano se convierte en relato, y la nostalgia se disfraza de personajes que parecen salir de las calles polvorientas, los colmados y las cocinas de antaño.
Desde 2018, los relatos de Albert Espinosa han emocionado a cientos de miles de lectores. Ahora, por primera vez, un único volumen reúne todos esos cuentos, maravillosamente ilustrados, incluidos en: Finales que merecen una historia, Si nos enseñaran a perder ganaríamos siempre, y Qué bien me haces cuando me haces bien, además de un relato inédito.
«Me encantan los relatos, las historias pequeñas de tres a ocho páginas, que te hacen pensar, reír, llorar o emocionarte. Un buen relato puede alegrarte un mal día».
«Durante estos años los lectores me habéis dado tanto que me sentía en deuda con vosotros. Por eso he decidido yo también entregaros una parte de mí. Estos textos que os traigo han modelado de alguna manera mi forma de ser. Son pequeños cuentos, ya casi perdidos, de grandes autores que he decidido adaptar a los tiempos que corren. He modificado personajes, situaciones, el lenguaje... pero la esencia sigue siendo la misma: esa que nos ayuda a entender el mundo». Eloy Moreno