Dicen que Nueva York es la ciudad de los rascacielos y de las grandes avenidas, además del escenario de infinidad de películas. Personalmente añadiría que también es la ciudad de los sueños, esos que todos esperamos cumplir algún día, incluso yo misma, aunque a veces lo olvide cuando otro sueño, mucho más poderoso y que lleva su nombre, llega para ensombrecer este.
Si me quedaré hasta convertirme en la top model que deseo ser es una incógnita para mí; lo que sí tengo claro es que ahora estoy aquí y que voy a dejar mis dientes marcados en esta gran manzana, o al menos a intentarlo. Y mientras lo hago, su mirada, su sonrisa y su recuerdo caminarán a mi lado por las calles de esta metrópoli y del mundo, para recordarme lo que pudimos tener y no tenemos y también quiénes fuimos y quiénes no vamos a ser.
El romance navideño que te abrazará el corazón.
Auri llega a Rovaniemi con el sueño de dedicarse a la repostería y vivir una Navidad mágica en la ciudad de Papá Noel. Ni siquiera el frío intenso ni el estar lejos de su familia y de su novio consiguen apagar la ilusión que brilla en sus ojos al enfrentarse a esta nueva aventura.
Lo único con lo que no contaba era con compartir piso con Leevi, el chico más huraño de toda Finlandia.
Leevi se ha encerrado en sí mismo desde que perdió a sus padres, y ni siquiera la perspectiva de trabajar como elfo de Papá Noel parece devolverle la magia de las fiestas. Al menos, no hasta que Auri idea una lista de planes navideños con la intención de facilitar la convivencia entre ellos durante el invierno. Y, desde luego, no hasta que Leevi quiere devolverle el favor enseñándole todos los rincones escondidos del país que los dos aprenden a considerar su hogar.
Descubre el verdadero significado de la Navidad con un romance situado en la ciudad más mágica del círculo polar ártico.
Savannah no puede superar la pérdida de su hermana Poppy y vive en un limbo de angustia y ataques de pánico desde hace tres años. Su familia le propone un viaje con psicólogos y otros adolescentes en duelo, creyendo que esto podría ayudarla.
Cael, una promesa del hockey, perdió a su hermano Cillian hace un año y su vida se desmoronó. A regañadientes, se une al viaje, sin esperanzas de reconciliarse con su futuro.
De Prada, utilizando el argot taurino, remata la faena en otras ochocientas páginas, las que ahora se presentan con el título Cárcel de tinieblas. De forma minuciosa, apoyado en un aparato documental extraordinario, el autor se convierte en nuestro guía en la ciudad ocupada, que va siendo carcomida por las sombras, lo mismo que la constelación de personajes presentados en la primera parte. En esta segunda entrega de la novela, Navales pugna por redimirse y derrotar el veneno del mal que lleva dentro, lo cual lo coloca en los límites de la locura, en una lucha constante con su tendencia natural.
En los dos años que quedan para la liberación de París, los miembros de la comunidad de artistas españoles exiliados, pasan de trampear a malvivir, llevando existencias cada vez más tenebrosas: por las páginas de esta novela desfilan personalidades tan conocidas como Picasso, César González Ruano, Gregorio Marañón, Victoria Kent o Ana María Martínez Sagi. Todos ellos componen un elenco cuya deriva que empezó como una novela picaresca, deviene en tragedia, fatalmente atravesada por uno de los momentos más cruciales del siglo XX.
Cuando, un gris día de otoño, Joséphine sale de su pequeño ático en el canal Saint-Martin, en París, encuentra dos cartas en el buzón. Una es de la editorial con la que colabora como traductora, y la otra de un notario desconocido. Y así, en pocos minutos, Joséphine descubre que ha perdido su trabajo, pero también que ha heredado una vivienda, aunque atípica y un poco ruinosa: su querido tío Albert le ha dejado su vieja casa flotante, amarrada en el cercano muelle del puente de la Concordia.
A regañadientes, y a pesar de los buenos recuerdos que guarda de los viajes por el Sena con su excéntrico tío, Joséphine decide venderla. Pero en el barco no solo la espera un misterioso armario cerrado del que aparentemente no hay llave, sino también un atractivo pero gruñón desconocido que afirma ser el legítimo inquilino. Y que, por supuesto, no ve por qué debería mudarse...
Todos tenemos una historia que contar. En mi caso, ni
siquiera sabía que la mía existía, pero descubrí algo
esencial: nos salvan. Nos salva la cotidianidad, las
personas que vienen y van, la presencia, el aquí y ahora.
Para mí, el descubrimiento más profundo fue entender
que mi hogar era un refugio compartido con Él. Me salvó
comprender que soy mis propios brazos, mi refugio y mi
equipo. Me salvó el poder expresarme y narrar historias
de salvación donde Dios siempre estaba allí, llegando al
rescate. Cada día, el mayor relato de salvación se tejía en
mi vida, sin que supiera siquiera que tenía una historia
que contar. Las grandes historias, Su voz y el arte me
salvaron.
No busco que te conformes con mi experiencia; te
ofrezco un reflejo de cómo, si a mí me salvaron, tú
también puedes encontrar tu camino hacia la casita que
eres. Este libro no es un manual; es una exploración
personal que revela cómo las sombras de mi historia se
transformaron en luz y libertad, guiada por la mano de
Dios. Es una invitación a adentrarte en tu propia verdad, a
encontrar tu hogar interior y a descubrir cómo las
historias y el arte pueden ser un refugio profundo y
sanador. ¡Vamos a casa!