En la región japonesa de Kobe, Osaka, una línea ferroviaria une Takarazuka con Nishinomiya. Las vidas de miles de pasajeros se entrechocan a diario en sus vagones y, a cada parada, nuevos pasajeros se instalan y se relacionan: dos desconocidos que siempre quieren tomar prestado de la biblioteca el mismo libro; una prometida despechada sedienta de venganza; estudiantes tímidos; niñas crueles; mujeres rudas; una abuela excéntrica y su indiscreta nieta; una joven dispuesta al fin a romper con un novio que no la merece.
Con el paso de las estaciones, el tren de Hankyu recorre el trayecto en el sentido inverso, y el lector descubre a los personajes bajo una nueva luz y puede seguir discretamente sus destinos como si fueran los de viejos conocidos.
Los orígenes de la creatividad aborda la cuestión de cómo esta expresión humana única, tan fundamental para nuestra identidad como individuos y como especie surgió y se manifestó a lo largo de la historia.
Este es un libro profundo y lírico escrito por uno de los más prestigiosos biólogos, que nos ofrece un examen exhaustivo de la relación entre las humanidades y las ciencias: lo que se ofrecen unos a otros, cómo se pueden unir y dónde aún se quedan cortos. Ambos, revela Edward O. Wilson, tienen sus raíces en la creatividad humana: el rasgo definitorio de nuestra especie.
Aprender a contar del 1 al 5 será más fácil y divertido con este libro lleno de animales marinos monísimos. Moja el libro con agua y observa cómo cambian de color. ¡Magia!
Contiene ilustraciones grandes de animales cuyo color aparece al ponerse en contacto con el agua. Este efecto mágico encantará a los más pequeños y les permitirá aprender primeros conceptos como los colores y los números. Dentro del libro encontraréis una tortuga verde, dos delfines grises, tres caballitos de mar rojos, cuatro medusas lilas, y cinco peces azules. Los colores vuelven a desaparecer al secarse, de manera que se pueden reutilizar en cada baño.
Siglo I a.C. Tras amotinarse en el barco en el que los trasladaban los romanos, un grupo de prisioneros de guerra africanos y sus mujeres son arrastrados por las corrientes a la isla de Tenerife. Durante mil quinientos años, sus descendientes crean allí una civilización aislada del resto del mundo, hasta que los nueve reinos que componen el territorio guanche se convierten en objetivo de los Reyes Católicos. La sangre se derramará de norte a sur de la isla en esta gran aventura que rememora traiciones, sacrificios y pasiones prohibidas para contar la historia de una estirpe guerrera liderada por el mencey Bencomo, rey de reyes, que luchó hasta el fin por su libertad.
Santiago Díaz presenta un relato extraordinario, jamás narrado hasta ahora, de la resistencia guanche a la Corona de Castilla, pero también una crónica asombrosa de la España de la época a través de la mirada de una esclava en busca de sus orígenes, una historia de amor imposible y el retrato de una civilización repleta de misterios que terminó desapareciendo para siempre.
El 8 de enero de 1982, la escultora colombiana Feliza Bursztyn murió en un restaurante de París. Tenía cuarenta y ocho años. En el momento de su muerte repentina la acompañaban su marido y cuatro amigos. Uno de ellos, el escritor Gabriel García Márquez, publicó días después un artículo que incluía tres palabras en apariencia simples, pero misteriosas en el fondo: «Murió de tristeza».
Juan Gabriel Vásquez parte de esas palabras para investigar en la vida secreta o desconocida de una mujer extraordinaria. Feliza Bursztyn se enfrentó siempre a la sociedad en la que le tocó vivir. Hija de una pareja de judíos expatriados en Colombia, artista revolucionaria en un tiempo de revoluciones políticas, mujer de espíritu libre en un mundo que desconfiaba de la libertad de las mujeres, llevó una existencia que puso en escena las grandes tensiones del siglo XX y, sobre todo, el deseo de ser dueña de sí misma.
En Los nombres de Feliza el autor funde con maestría la autobiografía, la realidad y la imaginación para entregar al lector una ficción asombrosa y desgarradora sobre cómo la vida íntima de un ser humano se ve inevitablemente arrollada por las fuerzas de la historia y la política.
Meister Mathis, Mathis Grün de Eisenach, Mathis Godhart (o Gothardt) Nithart (o Nithardt), Matthias Grünewald, el pintor (y también, quizá, el ingeniero, el fabricante de jabones, el conocedor de alquimias) son algunas de las señales que han velado y velan todavía al hombre que pintó el imponente Retablo de Isenheim a principios del siglo, en una Europa diezmada por la pobreza, la guerra y la peste, en la que tronaban las revueltas de campesinos, el comercio de bulas era moneda corriente y la Reforma echaba a andar. El políptico, con sus escenas sucesivas, estaba destinado a causar el estremecimiento de los enfermos que acudían en río al hospital que los antonianos habían abierto en Isenheim: detenerse ante el cuerpo retorcido y masacrado de la Crucifixión, la música angélica de la Natividad, un san Antonio tentado y vejado, o el triunfo de la Resurrección debía propiciar la curación a sus males las fiebres y la lepra, el fuego de san Antonio, la sífilis, la epilepsia .