En agosto falleció mi hija. Se llamaba Olalla y estaba a punto de cumplir veinte años. La policía dijo que fue un accidente de tráfico...» El diario de la joven Olalla parece indicar que fue drogada y violada... Ese año 2012 fue sangriento y apocalíptico, a pesar de que no acabó el mundo. Fue también el año del Costa Concordia, de los terroristas solitarios, de los asesinos compulsivos y, además, el año más maldito de Olalla, el personaje que flota como un destino y una atmósfera a lo largo de esta novela. La detective Ágata Blanc lleva a cabo su investigación en un Madrid decadente que la conducirá a límites que no imaginaba y que la enfrentará a extrañas dimensiones de la vida y de la muerte. Esta ciudad, que años atrás fue símbolo de la prosperidad y la abundancia, parece ahora sumida en una depresión propia de la posguerra. Todos los elementos de nuestra época se entrelazan en esta novela: la búsqueda incesante del placer sexual, las drogas, las pérdidas de conciencia, la corrupción, los desahucios y el espíritu de la venganza, fundamentado en un problema existencial: no es posible respetar a los verdugos.
Cuando Sofía acudió a aquella aburrida fiesta vestida de Catwoman, lo último que pensó fue que acabaría fugándose de la mano de Thor y viviendo la noche más disparatada de su vida por culpa de esa lista que encontraron con 101 cosas que hacer antes de morir.
Pero toda noche llega a su amanecer… Y esta ha dejado una resaca terrible.
Por suerte, la posibilidad de coincidir de nuevo con Thor en una ciudad de nueve millones de habitantes es bastante remota.
A no ser que Thor haya llegado para quedarse.
La pequeña isla de Malaz y su núcleo urbano dieron nombre al Imperio; ahora solo es un tranquilo puerto. Sin embargo, esta noche algo cambiará. La ciudad se agita y sus habitantes atrancan las puertas y rehúyen a los desconocidos. Está a punto de producirse una convergencia: se trata de una Luna Sombría que amenaza a los malazanos con jaurías demoníacas y criaturas oscuras.
Dice la profecía que esta noche regresará el emperador Kellanved, y son muchos los que pretenden evitarlo. Las facciones que coexisten en el Imperio se disputan el trono al tiempo que la Luna Sombría convoca a una presencia, más antigua y poderosa, que devastará la isla.
Una mujer que huye de su pasado. Una niña en busca de su futuro.
En el agreste norte de Estados Unidos, un bosque, el Parque Nacional Olympic, esconde casi trescientas mil hectáreas de impenetrable oscuridad e imposible belleza. De entre las profundidades de este misterioso paraje, aparece una niña de seis años perdida y acompañada por un cachorro de lobo. Sin capacidad de hablar, la pequeña no puede ofrecer ninguna pista sobre su identidad, ninguna información de su pasado.
Refugiada en su ciudad natal tras un escándalo que arruinó su carrera, la psiquiatra infantil Julia Cates está decidida a liberar a la extraordinaria niña a la que llama Alicia de su prisión de miedo y aislamiento. Pero para llegar a conectar con ella, Julia debe descubrir primero la verdad sobre Alicia, aunque para lograrlo necesite la ayuda de su hermana, de la que hace tiempo que se alejó y que ahora es jefa de policía de la ciudad. Las revelaciones sobre el pasado de Alicia pondrán a prueba las convicciones y la fortaleza de Julia mientras lucha por construir un hogar para la niña... y por encontrar uno nuevo para sí misma.
Con apenas diecisiete años, Manuela entra a trabajar como criada en la mansión de los marqueses de Armayor. Rodeada de un lujo que contrasta con la pobreza de su aldea natal, la joven conocerá la arrogancia y el desamor, pero también el arte de la costura, al tiempo que entablará una amistad inquebrantable con la única heredera de la familia, Alexandra.
Años después, y pese a pertenecer a mundos muy distintos, su amiga será su mayor apoyo cuando la Guerra Civil obligue a Manuela a separarse de su hija Telva, enviada a Rusia junto con otros niños de la zona republicana, y también cuando intente recuperarla décadas más tarde, aunque para ello deba arriesgarlo todo.
La añoranza de Telva, un destino en ocasiones desalmado y una gran historia de amor marcarán la vida de Manuela. Una vida que se extenderá a lo largo de un siglo convulso y lleno de contrastes, magistralmente reflejado por Ana Lena Rivera en las páginas de esta novela que se lee con la emoción a flor de piel.
Pushkin nunca tuvo una nieta, o acaso la desconocemos, por eso este libro de cuentos es dos cosas: la audacia de la búsqueda de personajes azarosos, perdidos y esenciales, y un viaje hacia territorios desconocidos. Los escenarios son múltiples: de La Habana al desierto del Rajastán, de Saint-Nazaire a Teherán, de Rusia a Miami o Lima. El hilo conductor es el tiempo, la nostalgia, la pérdida, pero también la aventura, el humor, y la recuperación del pasado. Un salto a un vacío lleno de sentidos. La nieta de Pushkin es un libro híbrido entre el cuento y el viaje en clave de autoficción. Si toda literatura es un ejercicio de solapamiento autobiográfico, Ronaldo Menéndez rompe las rasgaduras de ficción para filtrar un yo, un nosotros, que envuelve al lector y le hace viajar con él. Y por encima de todo, un lenguaje que es en sí mismo una búsqueda y una fundación, una manera de entender la literatura. Una prosa enérgica, que nos traslada con pulso propio, a la mejor renovación de la literatura latinoamericana de este primer tercio del siglo xxi.