La fascinante historia de las reinas-faraón más poderosas del Antiguo Egipto.
¿Sabías que la primera faraona de la historia mandó sacrificar a decenas de personas para que fueran enterradas junto a ella y así tener compañía en el más allá? ¿Que la reina Sobekneferu lideró la primera gran campaña de «marketing» para lograr su ascenso al trono? ¿Que Hatshepsut hizo creer al pueblo egipcio que era hija del dios Amón para coronarse como faraona? ¿Que la cuenca vacía en el famoso Busto de Nefertiti se esculpió así a propósito, y no porque a la reina le faltara un ojo? ¿O que un extraño eclipse marcó el reinado de Cleopatra y el final de la civilización egipcia? Y lo más sorprendente, ¿cómo es posible que en un Estado absolutamente patriarcal una mujer pudiera llegar a ostentar el gran cetro del faraón?
Una amenaza sobrevuela París. Una figura sombría, espectral, capaz de cometer las peores villanías que se puedan imaginar. Un hombre sin identidad, con la pericia de convertirse en cualquiera; un maestro del disfraz, del robo, del secuestro, del chantaje, de la suplantación de identidades y del asesinato. Fantomas es, probablemente, el primer «supervillano» de la historia tal y como conocemos actualmente la denominación, el que siguió la estela de Arséne Lupin (creado por Maurice Leblanc seis años antes) pero llevándolo más lejos. Porque, aun siguiendo la estela de Arséne Lupin, desde el momento de su publicación, en febrero de 1911, Fantomas (y las treinta y una novelas en torno al personaje que rápidamente aparecieron) se convirtió en un fenómeno de masas, cuya popularidad trascendió todos los estratos sociales y culturales.
A windswept private island off the coast of Massachusetts.
A hungry ocean, churning with secrets and sorrow.
A fiery, addicted heiress. An irresistible, unpredictable boy.
A summer of unforgivable betrayal and terrible mistakes.
Welcome back to the Sinclair family.
They were always liars.
Un álbum tierno y divertido a partes iguales para mostrar que hay muchos tipos de familias.
De camino a la escuela, Pío se da cuenta de que a sus compañeros los acompañan su mamá, su papá o sus hermanos. Pero el tiene dos mamás. Osito le pregunta si quiere que le preste a su hermano, y Pío le dice que no, porque a el le gusta ser pollito único.
Aunque le fascina ver que hay familias que nadan o que vuelan, otras con dientes y otras con pico, está contento de ser un pollito y estar con la familia que le quiere.
Un álbum para enseñar:
*La diversidad de las familias: grandes, pequeñas, monoparentales, LGBT+, etc.
*Valores clave como la tolerancia y la empatía.
*A disfrutar de aquello que nos une y aquello que nos hace únicos.
La segunda entrega de la serie Vancouver Storm.
¿La mejor manera de vengarme de mi horrible ex? Fingir que estoy saliendo con Rory Miller, su eterno rival, una estrella del hockey profesional y el arrogante jugador al que tutoricé en el instituto.
Este falso amor es divertido y adictivo. Además, a pesar de su apariencia de chico malo, Rory Miller es dulce, gracioso y protector.
Me enseña a patinar y gasta demasiado dinero en mí. Duerme en mi cama, me besa como si fuera real y… empiezo a preguntarme si su amor es tan falso como dice.
Los personajes de Falsa guerra son náufragos en tierra firme, varados en zona de nadie. Algunos quieren marcharse de Cuba y no pueden, otros se fueron y nunca acabaron de llegar del todo. Viven en una especie de limbo, en un impasse perpetuo entre la realidad y el deseo, entre el pasado y el futuro, entre el país de origen y el de destino, a la espera de una promesa, una confirmación o, simple y llanamente, una tregua. Algo que les siga recordando que la vida es posible. ¿Qué diferencia hay entre un inmigrante, un exiliado y un refugiado? Abocados al caos, a la angustia o al hastío, los desplazados perennes son asediados por un mundo que a cada paso –en ese simulacro de avance hacia el espejismo de la sociedad de consumo– les recuerda que no existe un lugar para ellos. En esta novela coral, los personajes parecen moverse con desparpajo nómada entre Cuba, Estados Unidos, México, Francia o Alemania, si bien todos ellos se hallan paralizados, inmersos en una falsa guerra que se libra en virtud de ninguna verdadera pasión, de ninguna auténtica idea.