El tiempo en que vivimos a menudo se vuelve aburrido, a veces oscuro. Ocurre cuando perdemos de vista lo que es realmente importante. La práctica del cuidado es fundamental para la vida: cuidado de uno mismo, de los demás, de las instituciones, de la naturaleza. Sin cuidado, no puede haber buena vida para el ser humano. Pero en una cultura neoliberal, no se presta la debida atención al cuidado. Cuando las actividades esenciales del cuidado ―las que proporcionan lo que alimenta la vida, las que reparan situaciones difíciles, las que construyen mundos― no reciben el debido reconocimiento, la política se marchita, pierde su capacidad de promover una vida plenamente humana. Es hora de que la política se repiense a sí misma para convertirse en una política del cuidado.
El filósofo y miembro de la Academia Francesa Alain Finkielkraut analiza, de la mano de algunos de sus autores favoritos como Milan Kundera y Philip Roth, la manera en que el poder otrora formativo de los grandes autores y obras del canon literario de Europa se va disolviendo bajo la sobra del pensamiento único de lo políticamente correcto de la sociedad actual: un recorrido por la «cultura de la cancelación» desde el impacto del #MeToo al movimiento Black Lives Matter y los nuevos ecologismos. «Hemos entrado en la edad de la posliteratura. El tiempo en que la visión literaria del mundo tenía un lugar en el mundo parece estar cumplido para siempre. No es que la inspiración se haya agotado súbita y definitivamente. Siguen escribiéndose e imprimiéndose libros de verdad, pero no "imprimen". Ya no tienen ninguna virtud formativa. Se dirigen a lectores que, desde antes incluso de entrar en la vida, se niegan a que se les cuente y miran la Historia y las historias con la inteligencia soberana que les confiere la victoria total sobre los prejuicios. Neofeminismo simplificador, antirracismo sonámbulo, recubrimiento metódico de la fealdad y de la belleza del mundo mediante las ecuaciones del pensar calculador, negación obstinada de la finitud: en su lucha contra la mentira, el arte está perdiendo la partida.» Alain Finkielkraut
Tras oír un grito de mujer seguido por un disparo en un edifico de la alta burguesía parisina, un transeúnte acude a las autoridades para denunciar un presunto crimen.
Tocará a un joven Maigret, por entonces adjunto del comisario, desplazarse al lugar de los hechos para tratar de penetrar en un entorno social hermético.
En este precuela de sus investigacinones más famosas, nos retrotraemos a sus comienzos en la fuerzas del orden durante la Belle Époque, cuando desputan ya su sagacidad, su paciencia y su capacidad para comprender la naturaleza humana.
La vida de Zoey King acaba de dar un vuelco: a sus diecisiete años, acaba de prever la muerte de un compañero de clase en el prestigioso colegio de magia Everfall. La noticia es un tremendo jarro de agua fría, ya que Zoey creía que heredaría el poder de curar, por el que es célebre su poderosa madre. Pero ahora que se ha convertido en bangshee, su vida en el colegio Everfall será radicalmente distinta: para empezar, tendrá como tutor a Dylan Dae Park, quien puede arrebatar las almas con un simple roce y que ahora, se supone, debe ayudar a Zoey con su recién despertada magia.
Pero la muerte de su compañero de aula no la tranquiliza. Cuando decide examinar más de cerca el caso, poco a poco descubre que varias personas del colegio guardan oscuros secretos.
Zoey King siempre creyó que su destino estaba escrito: con una madre célebre por sus habilidades curativas, estaba segura de heredar el mismo poder. Pero a los diecisiete años, su vida da un giro inesperado cuando tiene una visión aterradora: la muerte inminente de un compañero de clase. Zoey no es una sanadora. Es una banshee.
Su nueva realidad la obliga a aceptar como tutor a Dylan Dae Park, un misterioso estudiante, que debe ayudarla a controlar su recién despertado don, pero su mera presencia la llena de inquietud, por razones que van más allá de la magia. Sin embargo, la tragedia que vio no deja a Zoey en paz. Así, descubrirá que Everfall está lleno de secretos oscuros y que algunos compañeros ocultan verdades más peligrosas de lo que jamás imaginó.
Oro. Suelos de oro, paredes de oro, muebles de oro, ropa de oro. En Alta Campana, el castillo construido en las montañas heladas, todo está hecho de oro. Incluso yo.
Cuando el rey Midas me rescató, me sacó de los barrios bajos, me colocó en un pedestal y empezó a referirse a mí como su tesoro. Soy la mujer a la que convirtió en oro para alardear de su poder. A cambio de su protección, le di mi corazón. Mientras me quede en los confines del palacio, estoy a salvo.
Hasta que la guerra llega a Orea. Y, de repente, mi confianza se resquebraja y me doy cuenta de que todo lo que creía saber sobre Midas podría ser erróneo.
Porque estos barrotes tras los que estoy encerrada, por muy dorados que sean, siguen siendo una jaula.
Y los monstruos que esperan fuera hacen que desee no haber salido nunca