A bordo de La Argentina Hipólito Bouchard cruza los mares provocando terror. Marino francés, corsario audaz y, por momentos, temible titán es conocido por sus combates en las guerras por la independencia de Argentina, como el asedio a California, hacia 1816.
Con un estilo que evoca las novelas de aventuras y piratas, Federico Andahazi nos ofrece una trama que incluye tesoros ocultos, intriga política, batallas navales y camaradería corsaria. Además de Bouchard, desfilan por estas páginas grandes figuras como el Almirante Brown, el marino Tomás Espora y Lord Byron.
Mares de Furia retrata los últimos estertores de la España colonial en América y brinda un panorama de lo variopinta, solidaria y férrea que fue la empresa independentista en el continente. Con un estilo cautivador y trepidante que nos invita a meternos de lleno en la época, Andahazi consigue el retrato de un grupo de hombres que batalló, con honorabilidad, valentía y una inagotable sed de justicia, en pos de la libertad de toda América.
No estamos preparados para la guerra. La guerra que ya está entre nosotros, aunque no está declarada formalmente más que en contados sitios, amenaza con extenderse más allá del control político que la pone en marcha. La incertidumbre es el pronóstico de los tiempos caóticos que vendrán. Nadie sabrá a qué atenerse. Las preguntas que surgen en este ensayo son inquietantes: ¿por qué la hostilidad guerrera ha sido un hecho constatable, permanente a lo largo de la historia de la humanidad y podemos sospechar que lo seguirá siendo? ¿Por qué la actividad política se muestra impotente para detener la presumible «escalada a los extremos»? Por último: ¿hay alguna alternativa a la guerra que no sea la destrucción de todo? Obras de René Girard y Jean-Pierre Dupuy guían al principio esta inusual y sugestiva reflexión de Ángel Barahona sobre la guerra: desde Troya hasta Napoleón, de la Primera Guerra Mundial hasta Gaza.
4 de agosto de 1962. Los Ángeles está que hierve, en medio de una intensa ola de calor. Una estrella de cine B ha sido secuestrada en extrañas circunstancias. Y acaban de encontrar el cuerpo sin vida de Marilyn Monroe. ¿Sobredosis, suicidio, asesinato? El jefe de policía William H. Parker pone sobre la pista a Freddy Otash, expolicía corrupto y extorsionador, que no tardará en intuir que ambos casos están relacionados. Pero, si quiere salvar su propio pellejo no puede limitarse a descubrir la verdad: deberá encontrar pruebas que alejen a los Kennedy de los rumores de asesinato.
Esta historia comienza bajo las aguas turbias de una balsa de riego. Es ahí donde el protagonista, con apeínas catorce años, encuentra el cadáver de un vecino. El fatal hallazgo hace saltar por los aires los felices días de su adolescencia: en el barrio no tardan en correr teorías sobre el ahogamiento y la implicación que el joven pudo tener en esa muerte. Más de dos decadas despues, se propoíne reconstruir lo que realmente sucedió aquella maíñana de verano.á Con un extraordinario ritmo narrativo y la estructura fascinante de una investigación, Un hombre bajo el agua es una novela que ajusta cuentas con nuestra paríte más escurridiza: la memoria. Un viaje de ida y vuelíta en el que la escritura abre una grieta en la muerte por la que la vida acaba abriendose paso.
Una copa de vino al día, según muchos médicos, es bueno para la salud. Más de una, puede llevarnos a la ruina. Sea dudoso o no el consejo para la salud del cuerpo, defiende Scruton, es indudablemente bueno para la salud del alma. Y no hay mejor acompañamiento que el vino cuando se trata de filosofar. La filosofía, con una copa en la mano, no solo enseña a beber pensando, sino a pensar bebiendo. Con sentido del humor, el autor ofrece un antídoto ante tantos disparates que hoy se escriben sobre el vino, y defiende con contundencia una bebida que está en el fundamento mismo de nuestra civilización. In vino veritas.
Ella es una joven gitana que huye de su familia para escapar de un matrimonio concertado; el, un relojero que acampa en la frontera y la acoge en su tienda. El encuentro inaugura un entendimiento hecho de diálogos nocturnos, un intercambio de saberes y visiones: ella, que cree en el destino, en las señales, en el dios de las cosas; el, que se siente un engranaje de la máquina del mundo y que interpreta ese mundo según las reglas del juego del Mikado, como si jugar fuera una forma de poner orden en el caos. Un entendimiento que durará toda una vida, incluso en la distancia, y que tendrá consecuencias que reverberarán a lo largo del tiempo: ambos tomarán decisiones inevitables que cambiarán el destino del otro.