Santa Montefiore, la reina del romance épico, une de manera magistral la convulsa historia de Irlanda a lo largo de varios siglos con una trama familiar y romántica que atrapa desde las primeras páginas. Arethusa Clayton siempre fue una mujer muy especial. acostumbrada a salirse con la suya. Ahora ya no está, pero dejó instrucciones precisas de sus últimas voluntades. En vez de ser enterrada en la acomodada Costa Este de EE.UU., donde ella y su difunto marido criaron a sus hijos, Arethusa quiere que sus cenizas sean esparcidas en un lugar remoto de Irlanda, concretamente en unas colinas frente al mar y junto a un castillo. Todo cuanto Arethusa le explicó a su hija Faye es que creció en el seno de una familia humilde y que dejó Irlanda, sola, para empezar una nueva vida en EE.UU., como hicieron tantas personas en tiempos de adversidades. Pero ¿quién era su familia? ¿Dónde están ahora? ¿Y quién es el misterioso benefactor de una parte importante de su testamento? Arethusa ha muerto y no tiene familia cercana que pueda contar su historia. O al menos, no en esa parte del mundo. Por eso, Faye decide viajar al pintoresco pueblo de Ballinakelly, dispuesta a cumplir con el deseo de su madre y descubrir todos los secretos que allí se ocultan.
Tilly Twomley necesita un cambio. A su cerebro hiperactivo ya le costó lo suyo graduarse en el instituto, y, ahora que lo ha hecho, no le parece que trabajar todo el verano en la start up de su hermana la perfecta sea una gran recompensa. Pero implica un viaje a Europa, y eso parece un buen plan de futuro. Sobre todo teniendo en cuenta que Tilly no tiene ni idea de qué hacer con su vida.
Oliver Clark lo tiene todo organizado. Ha conseguido unas prácticas perfectas para su currículum. Su autismo a veces le hace sentirse aislado de otras personas, pero su pasión por la teoría del color y el diseño hace que todo a su alrededor lo fascine. Todo va según lo planeado... hasta que le toca sufrir el peor vuelo de la historia por culpa de una tal Tilly.
Lo has adivinado: Tilly y Oliver van a verse obligados a pasar el verano juntos; dos polos opuestos que se parecen más de lo que cabría imaginar... y que se atraen más de lo que ninguno de los dos está dispuesto a admitir.
Inmaculada Pelegrín López (1969, Lorca, Murcia). Pasa varias horas al día mirando a través de un microscopio, tal vez por esto sus versos estén llenos de cosas mínimas. Todas las mañanas se sorprende cuando, al salir de casa, alguno de los perros que viven allí, se le acerca moviendo la cola, quizás sea el motivo por el que sus palabras se refieran al asombro de lo cotidiano. Le gusta contemplar el cielo y hacerse preguntas. El cielo nunca se repite, las preguntas tampoco. Se podría pensar que a través de la poesía busque permanecer alerta ante el milagro, porque si pasase desapercibido sería como si no hubiese existido. En su vida hace muchos números, seguramente habrá llegado a la conclusión de que somos estadísticamente imposibles y sin embargo somos. Es probable que escriba para advertirnos de tal contingencia.
Esta es la historia de tres mujeres que lo han perdido todo.
Incluso el miedo.
Por eso son tan peligrosas.
Esta es la historia de una venganza imposible, sin ninguna posibilidad de éxito.
Esta es la historia de tres mujeres que se atreven a hacer lo que los demás sólo nos atrevemos a imaginar.
Algo muy poderoso está a punto de ocurrir.
Este libro donde estamos y nos encontramos todos, con el título "TODO DEBIERA LLAMARSE MUJER" le hace de por si un tributo a todas las mujeres, no importa su condición social, su nivel cultural o intelectual, su religión ni su país de origen, razo o credo. Toda mujer es fuente de inspiración en este libro de poesías, toma mayor valor al usted mujer, adquirirlo, tenerlo entre sus manos, leerlo, estudiarlo y comprender por qué TODO DEBIERA LLAMARSE MUJER.
Alfie y Hazel son compañeros de piso desde hace poco y acaban de acostarse. Ahora solo les queda decidir si han cometido un error garrafal o, tal vez, todo lo contrario.
La oportunidad de hablar sobre lo que sienten se les escapa cuando la hermana de Hazel, Emily, y su mujer, Daria, los visitan. Han decidido dos cosas: mudarse a Londres y ser madres. Así que, por fin, van a buscar un donante.
La convivencia entre los cuatro hace que sus vidas se fusionen y una complicada cadena de acontecimientos los une para siempre, modificando su relación de maneras que ninguno podría haber previsto.