Mentimos hasta con el silencio. La mentira es la mejor expresión del desarrollo cognitivo del hombre.
No es mi interés hacer una apología a la mentira ni un panegírico a la verdad. La vida social es insostenible sin la mentira, como lo es la vida selvática sin las garras, sin dientes y sin caparazón. La sociedad no está preparada para sustentar su existencia solo en el imperio de la verdad. La lucha por la verdad no es una lucha por el apego y respeto a la realidad, sino que es una batalla por el poder, la sobrevivencia y el placer.
La capacidad humana más elevada no está en condiciones de representar la realidad con todas sus propiedades. El lenguaje no tiene como función principal solo describir la realidad, sino que también fabricarla. La palabra más allá del uso simbólico para la comunicación, es un instrumento para hacer catarsis...
Estamos, permanentemente, confundiendo el proceso simbólico para representar el mundo con las propias fantasías. Pero, para ser creíbles tenemos que creer en nuestras propias mentiras. La gran estrategia de la mentira está en mentir respecto a que mentimos.
Comúnmente investigamos para comprobar nuestras hipótesis, escasamente buscamos informaciones que refuten nuestras creencias. Pocos hombres aceptan sin regatear verdades alejadas de sus creencias.
El hombre prefiere una ilusión jocosa a una verdad molestosa. Las ilusiones son refugios mentales en donde nos escondemos de realidades amargas.
La mentira no es mala si se usa para el bien; la verdad no se puede defender cuando su propósito es destruir. La sinceridad Suele confundirse con la crueldad
«El hecho de la existencia de necesidades sexuales en el hombre y el animal es expresado en la biología mediante el supuesto de una “pulsión sexual”. En eso se procede por analogía con la pulsión de nutrición: el hambre. El lenguaje popular carece de una designación equivalente a la palabra “hambre”; la ciencia usa para ello “libido”. La opinión popular tiene representaciones bien precisas acerca de la naturaleza y las propiedades de esta pulsión sexual. Faltaría en la infancia, advendría en la época de la pubertad y en conexión con el proceso de maduración que sobreviene en ella, se exteriorizaría en las manifestaciones de atracción irrefrenable que un sexo ejerce sobre el otro, y su meta sería la unión sexual o, al menos, las acciones que apuntan en esa dirección.»
Ninguna teoría acerca del funcionamiento y estructura de la mente ha ejercido tanta influencia ni ha adquirido un estatus tan preponderante como la doctrina psicoanalítica, cuyas categrías y explicaciones no tardaran en convertirse en núcleo de un modo radicalmente nuevo de entender la realidad psíquica que ha maracdo de forma notable el siglo XX.
Una nueva edición de un libro que da herramientas para liberarnos de las ataduras a las que nos somete la obsesión por el perfeccionismo.
La tendencia hacia el perfeccionismo es uno de los rasgos distintivos de las personalidades que, intentando salvaguardar una apariencia de equilibrio y autoconfianza, ocultan la angustia, el sufrimiento y la confusión más desesperantes. O, lo que es lo mismo, una serie de perturbaciones psicológicas nacidas de la necesidad de ejercer el control sobre todas las cosas, como por ejemplo: - El miedo a cometer errores o tomar una decisión equivocada. - La obsesión por el orden o la rutina firmemente establecida. - La reserva emocional. - La tendencia a la obstinación. - El sometimiento a las preocupaciones y las dudas. Las posibles recompensas de todo esto -seguridad económica, éxito, respeto de colegas y amigos- puede que resulten atractivas, pero decididamente tienen un precio: la pérdida de la intimidad, la autenticidad emocional y la autoestima. El presente libro demuestra, sin embargo, que el cambio es posible, y brinda comprensión y esperanza para quienes están aprisionados en las garras del perfeccionismo obsesivo, así como para sus familiares y seres queridos.
De acuerdo con los estudios epidemiológicos más recientes, los trastornos de salud mental afectan a una de cada cuatro personas. Por ello, no es algo ajeno cuando hablamos de personas con trastornos mentales, hablamos de nosotros mismos, de nuestros padres, de nuestros hermanos, parejas e hijos. Aunque en la actualidad existen tratamientos efectivos para los trastornos mentales más importantes, la mayoría de los afectados por problemas de salud mental tardan entre ocho y quince años en solicitar ayuda profesional o, incluso, no llegan a pedirla. En muchos de esos casos es debido al desconocimiento y a la falta de información especializada. Esta obra tiene como principal objetivo el de dotar a todos los profesionales, especialistas o no en salud mental y estudiantes en formación que trabajan o van a trabajar con personas, de estrategias útiles y prácticas para detectar problemas psicológicos y de salud mental y ayudarles a desarrollar habilidades que permitan eliminar el estigma de la enfermedad mental y garanticen el mejor tratamiento para todas las personas, en todas las etapas de su vida.
Junto con Freud y Jung, Alfred Adler es uno de los fundadores de la psicología moderna. Su utilización de un enfoque holístico para el estudio de la personalidad, observando a los individuos en su contexto social y sobre una base de igualdad, hace que su obra resulte enormemente significativa en nuestros días. Comprender la vida ofrece una excelente introducción a la obra de Adler y una perfecta síntesis de sus principales teorías.