El hombre había desaparecido. El mito no. Músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, trotamundos, héroe y asesino, Kvothe había borrado su rastro. Y ni siquiera ahora que le han encontrado, ni siquiera ahora que las tinieblas invaden los rincones del mundo, está dispuesto a regresar. Pero su historia prosigue, la aventura continúa, y Kvothe seguirá contándola para revelar la verdad tras la leyenda.
«La nueva promesa de la literatura fantástica.» Qué leer
«El 'Iolkien estadounidense.»
JUAN GÓMEZ-JURAOO, ABC
Según Colin Singleton existen dos tipos de personas: los que dejan y los que son dejados.
Él, sin duda, pertenece al segundo. Su última ex, Katherine XIX, no es una reina, sino la Katherine número diecinueve, que le ha roto el corazón. Para escapar de su mal de amores, y con el propósito de hallar un teorema que explique la maldición de las Katherines, Colin emprende junto a su amigo Hassan una aventura que le llevará a Gutshot, un pueblecito de Tennessee, y a la sospecha de que en la vida la inteligencia no siempre es la mejor compañera de viaje.
John Green, el autor de Bajo la misma estrella, nos regala una historia tocada por la emoción de un road trip, en una trama que combina de forma magistral golpes de humor, brillantes reflexiones sobre el amor y diálogos cargados de vida.
Aurélie, la encantadora cocinera que regenta el restaurante Le Temps des Cerises, en el barrio de Saint-Germain de París, y André, editor y escritor de éxito, son pareja desde hace un año. El día de San Valentín se acerca, y con él la fecha perfecta para una proposición de matrimonio, pero antes de que André pueda hacer la gran pregunta, sucede algo inesperado: el pequeño restaurante de Aurélie recibe una estrella Michelin y la joven cocinera no puede contener su alegría... durante tres días. La sorpresa que parecía poner la guinda a la felicidad de la pareja ha sido solo el resultado de una confusión. Y cuando Aurélie conoce al auténtico destinatario de la distinción, el chef Jean-Marie Marronnier, que no solo cocina como los dioses sino que tiene un auténtico Monet colgado en su restaurante, las cosas se van a complicar aún más...