Desde finales del siglo XIX y hasta los años cincuenta del siglo pasado, las jóvenes más humildes de los valles del Pirineo navarro y aragonés cruzaban a pie las montañas para trabajar en las fábricas de alpargatas del lado francés. Como las golondrinas, marchaban en octubre y regresaban en primavera, llenas de ilusión y cargadas de telas y enseres para el ajuar que constituiría su aportación a un futuro matrimonio.
Esperanza Ayerra es biznieta de Esperanza, una golondrina que cruzó los Pirineos en 1913 y a la que la mayor contienda mundial robó su porvenir. Es nieta de Esperanza, conocida como Perla, que no tuvo padre, ni marido, por el cruel destino de una España dividida. Es hija de Espe, una mujer que se tragó sus penas y a la que la historia dejó sin aire. Es el fruto de la frontera entre dos países que se alejan y se acercan cuando sus pobladores se enamoran.
Si solo lee un par de libros cada año, que La golondrina negra sea uno de ellos. Me he enamorado por completo de él. No se puede abandonar su lectura.»
Booksnob.dk (Dinamarca)
Cuando el profesor Kristian Storm aparece ahorcado en su oficina, su asistente Marie Skov se resiste a creer que su mentor haya podido suicidarse. El investigador acababa de regresar de un viaje al África Occidental y se disponía a revelar una escandalosa verdad sobre los programas inmunológicos en los países del tercer mundo. El detective Søren Marhauge tampoco confía en la versión oficial de los hechos.
En un momento crítico de su vida personal, asediada por los fantasmas del pasado, Marie debe lidiar con la polémica herencia del profesor y ayudar a Søren en una investigación más allá de las fronteras de la legalidad, tras la verdadera cara de la industria farmacéutica.
Horas antes de partir hacia su segunda vuelta al mundo, J. J. Benítez recibe una carta procedente de EE. UU. La carta es abierta, pero no leída. Juanjo embarca en el Costa Deliziosa y, en plena navegación, surge la pandemia del coronavirus. Y todo cambia. Lo que se presentaba como un viaje de placer se convierte en un caos. El escritor navarro lleva un cuaderno de bitácora en el que registra las incidencias de cada día. La gran catástrofe amarilla es una vertiginosa mezcla de aventuras, conversaciones, temores y esperanzas. Al regresar a España, Juanjo Benítez lee la carta procedente de California y queda atónito. Nada es lo que parece. El final del libro es de infarto.