Al principio solo era un pequeño volumen que su autor, James Redfield, publicó por su cuenta y riesgo. Pero muy pronto todos estaban hablando de Las nueve revelaciones como del libro que cambiaría nuestra visión acerca del destino humano. Una década más tarde, lleva vendidos casi seis millones de ejemplares en treinta y dos países.
La historia que Redfield nos cuenta habla de un antiguo manuscrito escondido en la selva peruana, que guarda en sus páginas nueve revelaciones esenciales para comprender el presente y enfrentarse al futuro. La búsqueda del texto perdido supone un gran esfuerzo no exento de riesgos, pero la tenacidad de un pequeño grupo de sabios aventureros pondrá por fin en manos de todos estas claves de un mensaje simple y directo que apunta a nuestra espiritualidad y puede abrir un nuevo capítulo en nuestras vidas.
Eran cómplices de aventuras. Como Los Cinco, esas novelas juveniles de unos amigos inseparables. Lo fueron hasta que un segundo lo cambió todo. Los veranos de la infancia, la vida sin prisas y aquella amistad que parecía eterna estalló en un coche una madrugada de invierno. El peso de la culpa dinamitó sus sueños y dejaron de verse. Pero la delirante promesa de celebrar juntos el cuarenta cumpleaños de un muerto volverá a reencontrarlos veintiún años después. Ha pasado demasiado tiempo. Se han convertido en desconocidos, pero todos deciden cumplir y pasar cuatro días juntos para redescubrirse y comprobar que más allá de la muerte, más allá del dolor, está la vida y esa amistad que les pertenece y ha dado valor a su supervivencia.
Bree Camden está perdida y secretamente enamorada de su mejor amigo (y también estrella de fútbol americano) Nathan Donelson. Pero ese no es el único problema que tiene. Después de un accidente que pone fin a su sueño de ser bailarina, Bree se dedica a llevar su propia escuela de danza... mientras pueda pagar el alquiler, claro.
Cuando Nathan acude al rescate y compra el edificio en el que se encuentra su negocio, la orgullosa Bree no se lo toma del todo bien. Tras un par (bueno, quizá más) de chupitos de tequila, se va de la lengua delante de una periodista y el mundo entero termina creyendo que ella y Nathan están destinados. Con la superbowl a la vuelta de la esquina, estos dos «nada más que amigos» se ven obligados a fingir una relación ante las cámaras durante tres semanas. Tres semanas enteras.