Me llamo Nick Klain y soy fotógrafo de moda. El mejor, si me aceptas la matización, y he hecho de mi carrera mi vida. No quiero líos amorosos que me desconcentren, numeritos de celos innecesarios y, mucho menos, relaciones duraderas que me hagan sentir con el agua al cuello. Solo hay un problema que se carga toda mi teoría y es que estoy loco por Ada, una miembro de mi equipo. Supongo que te preguntarás por qué me niego algo que deseo tanto. La respuesta es simple: sé que con ella no sería solo sexo y querría más, mucho más, y eso no es una opción para mí. Pero estoy cansado de ignorarla y solo deseo descubrirla, así que me encuentro nadando entre dos aguas o estancado en el fango, defínelo como quieras.
Si te decides a vivir nuestra historia tienes que saber varias cosas: no soy perfecto ni pretendo serlo, no voy a ponérnoslo fácil y, aunque he empezado hablando yo, ella tiene mucho que decir.
Nunca me gustaron los hombres más jóvenes que yo, hasta que él apareció y mi vida se llenó con los colores de su mirada y con todo lo que me hacía sentir cuando estaba a su lado. Sin embargo, lo que yo creía que iba a ser un «para siempre» terminó siendo un «adiós» rotundo, sin explicaciones ni contemplaciones.
¿Por qué? No lo sé. Podría decirte que yo era de las que pensaban que es necesario saber por qué te dejan, pero cuando te hacen tanto daño, el «motivo» es lo de menos y lo único realmente importante es lo que te duele, tus lágrimas y lo perdida que te sientes.
Ahora tengo que reconstruir mi vida desde cero, he de buscar otros colores y emplear otros trazos, y sé que no va a ser fácil. Una vez dije que lo evidente y lo sencillo era para todos, y lo difícil y lo arriesgado, para mí. Ha llegado el momento de demostrarlo, aunque ahora esté llorando... Voy a coger aire, a superarlo y a seguir.
Me llamo María Eugenia de la Rúa, voy a ser la diseñadora de Dior y esta es mi historia.
Una novela sexy y muy divertida con la que te darás cuenta de la importancia que tiene vivir el ahora, porque la vida siempre es más, mucho más, y nada debería frenarla.