«La voz garciamarquiana alcanza aquí un nivel en el que resulta a la vez clásica y coloquial, opalescente y pura, capaz de alabar y maldecir, de reír y llorar, de fabular y cantar, de despegar y volar cuando es necesario.»
Thomas Pynchcn, The New York Times
La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines tradicionales. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcillas que la mano del maestro modela y fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los zumos, olores y sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega al puerto oscilante del final feliz.
Lou Clark sabe demasiadas cosas...
Sabe cuántos kilómetros hay entre su nuevo hogar en Nueva York y su nuevo novio, Sam, en Londres.
Sabe que su jefe es un buen hombre y sabe que su mujer le está ocultando un secreto.
Lo que Lou no sabe es que está a punto de conocer a alguien que va a poner toda su vida patas arriba.
Porque Josh le recordará tanto a un hombre que conocía que hace que el corazón le duela.
Lou no sabe lo que hará a continuación, lo que sí sabe es que lo que decida lo cambiará todo para siempre.
EL VIEJO Y EL MAR es uno de los relatos más bellos jamás escritos. Un viejo pescador emprende su última travesía de pesca y lograr dar con una gran pieza contra la que tendrá que luchar duramente. Cuando por fin consiga matarla, se verá obligado, por su desmesurado tamaño, a atarla a un costado de la barca, y de regreso a l a costa tendrá que afrontar los ataques de los tiburones a su pieza. La vejez, el mar, la lucha del hombre con la naturaleza, el esfuerzo físico, la derrota y la victoria, el sol del trópico o el destino son algunos de los elementos con que Hemingway teje esta verdadera historia inmortal.