Juancho estaba muy triste, su abuelo estaba enfermo. La Navidad no era la misma porque él era la alegría del hogar. La llegada de un anciano misterioso les recordó que esa era la época más hermosa y de fe de todo el año. Luego ocurrió el milagro esperado, el abuelo se recuperó, la fe en Jesús les devolvió la alegría navideña.
El río Ozama no es el mismo que Don Iván conoció en sus años mozos. Mediante un poema escrito por el abuelo en aquellos años los niños sueñan con aquel río. Durante toda la narración el abuelo y los nietos tratarán de encontrar soluciones para salvar al río que está en vías de desaparecer por la contaminación.