Durante generaciones, todo se ha vuelto más rápido, mejor y más barato. Hemos llegado al punto en el que, desde que decides que la deseas, casi cualquier cosa que desees puede ser enviada a tu casa en cuestión de días, e incluso horas. Un pequeño grupo de países hizo que esto fuera posible; pero ahora han perdido interés en mantenerlo en funcionamiento. Todo esto fue artificial. Todo esto fue temporal. Todo esto ha llegado a su fin.
En su libro El fin del mundo es solo el comienzo, el autor y estratega geopolítico Peter Zeihan traza el mapa del próximo mundo: un mundo en el que los países o regiones no tendrán más opción que fabricar sus propios bienes, cultivar sus propios alimentos, asegurar su propia energía, librar sus propias batallas y además hacerlo con poblaciones que están menguando y envejeciendo.
Todo empezó en los años veinte del siglo XXI.
«La historia que voy a contar es nuestra parte de la historia, nuestra contribución al final de un mundo. La madre de Caperucita que cada una escondía en su interior -y la conciencia de haber sido Caperucita antes- emergió. El resultado, aquella forma de dinamitar un mundo definitiva y radicalmente, fue obra de todas.
Porque mientras el lobo sea lobo, se las va a comer. Y aquel era un mundo de bosques: cada bosque con su lobo, cada lobo con su apetito y todo apetito, insaciable».
Con el ritmo de una novela negra y la crudeza de una profecía descarnada, Cristina Fallarás nos presenta un relato original, divertido y brutal en el que realidades como las sex dolls, los medios de comunicación y la misoginia convierten la violencia sobre el cuerpo de la mujer en la gran protagonista de esta historia.
HUMOR NEGRO. PROFECÍA DESCARNADA. LA NOVELA DEFINITIVA DE CRISTINA FALLARÁS.
Vivimos en una era de crisis múltiples, que avanzan a diferentes ritmos e intensidades y definen nuestro presente. La crisis climática se acelera, mientras que la crisis social crece con el rechazo a la gentrificación y el auge de movimientos populistas. La crisis energética alterna momentos críticos con periodos de calma, y la de materias primas afecta las cadenas de suministro; a todas ellas ahora sumamos la crisis del agua potable.
Esta situación nos conduce a un choque inevitable con los límites de un planeta finito y la incapacidad de los poderes políticos y económicos para entender que seguir creciendo de forma perpetua es inviable. Pero, paradójicamente, cuando las empresas manufactureras priorizan la supervivencia al crecimiento, está claro que algo tampoco va bien.
Europa, particularmente vulnerable por su envejecimiento, la escasez de recursos y una industria superada por potencias como China y Rusia, enfrenta una rápida desindustrialización.
Es urgente encontrar soluciones sostenibles que aprovechen el verdadero potencial del continente. El futuro de Europa plantea el necesario debate sobre el modelo industrial y el futuro que nos espera en este contexto de crisis global.
Desde 2018, cuándo Miguel Díaz-Canel asumió la presidencia para sustituir a Raúl Castro, Cuba ha entrado en la postrevolución. El cambio generacional y el fin del Castrismo marca un antes y después en la Isla. Las protestas ciudadanas del 11 de julio de 2021 señalaron una creciente "latinoamericanización" de Cuba y el fin de los logros sociales de la Revolución que está entrando en su última fase. No obstante, la transición democrática sigue bloqueada, entre otros por el longevo embargo de EE.UU. Este libro, escrito por un grupo de autores y autoras de Europa y Cuba, analiza, desde un enfoque multidisciplinar, la situación política, económica, social e internacional de la Isla para desarrollar y discutir diferentes escenarios de futuro.
Por mucha propaganda negruzca y viscosa que las compañías petrolíferas quieran verter sobre nosotros, la crisis climática no es un problema de «huellas de carbono» individuales ni de grandes soluciones tecnocientíficas: en realidad, la responsabilidad del calentamiento global arraiga en una ínfima minoría capitalista. De hecho, el último gran estudio al respecto demuestra que solo 100 empresas son responsables del 70 % de las emisiones globales desde 1988. Inaudito, ¿verdad? Pero real. Esas empresas están poniendo en gravísimo riesgo la vida de toda la humanidad y del planeta: han expropiado nuestra atmósfera, nuestros medios de supervivencia y nuestro futuro común. Por supuesto, son ellas quienes poseen, controlan y se benefician en gran medida de la producción material que da lugar a dichas emisiones, pues no nos engañemos más: el poder de la economía no está disperso entre los consumidores, es la producción (estratégicamente deslocalizada y oculta a nuestros ojos) la que en secreto limita y dicta el consumo. Y la única forma de cambiar ese modelo y sus devastadoras consecuencias será mediante una lucha.
El padre de la realidad virtual nos explica sus infinitas posibilidades a través de su experiencia con la tecnología. A través del fascinante recorrido de una vida dedicada a la tecnología, Jaron Lanier expone la capacidad de la realidad virtual para iluminar y amplificar la comprensión que tenemos de nuestra especie y ofrece a los lectores una nueva perspectiva sobre cómo el cerebro y el cuerpo humano se conectan al mundo. Al entender la realidad virtual como una aventura tanto científica como cultural, Lanier demuestra el componente humanístico que esta aporta a la tecnología. Si bien sus libros anteriores ofrecían una visión más crítica de las redes sociales y de otras manifestaciones de la tecnología, en El futuro es ahora el autor argumenta que la realidad virtual puede hacer que nuestra vida sea más rica y más completa. Una obra que no solo nos muestra qué significa ser humano en esta era de posibilidades tecnológicas sin precedentes, sino que también une la dimensión tecnológica con nuestra experiencia corporal.