La impostura moral define nuestra época. No pasa un segundo sin que veamos en nuestras pantallas a alguien (un político, un periodista, un influencer, un ser anónimo) exhibiendo sus cualidades personales o criticando las de otros. Y para ello vale cualquier artimaña: su propio cuerpo, su alimentación, sus causas benéficas, sus mascotas, sus hijos o sus mayores.
La máscara moral. Por qué la impostura se ha convertido en un valor de mercado trata de explicar cómo el neoliberalismo y la masificación de las nuevas tecnologías han redefinido nuestra forma de relacionarnos basándose en el control moral del otro, han esterilizado nuestra cultura y han trastocado la función evolutiva de la moral: desde la cohesión grupal hasta la actual exhibición individualista e hipócrita en un teatro con miles de máscaras donde todos los personajes quieren ser el protagonista.
En unos tiempos como los actuales, de enorme polarización política, resulta inevitable hacernos una pregunta: ¿por qué no podemos llevarnos bien? Seamos de derechas o de izquierdas, demasiadas veces tenemos la sensación de que nuestro adversario, además de oponerse a nosotros, no entiende en absoluto nuestras posturas y ni siquiera lo intenta. Eso hace que las divisiones sociales se estén consolidando, el debate público se convierta en un griterío y que en su mayoría los ciudadanos crean que sólo ellos están en lo cierto. Muchas personas, guiadas por razones morales que en realidad no son fruto de la razón, sino de un tribalismo parcialmente innato, son incapaces de entender que tanto los progresistas como los conservadores o los liberales, los creyentes y los ateos, tienen parte de razón; el conicto moral les impide verlo. Recurriendo a las investigaciones más recientes en campos como la neurociencia, la genética, la psicología social o los procesos evolutivos, La mente de los justos explica por qué los ciudadanos de las sociedades modernas viven divididos por distintas visiones morales de la realidad que, en última instancia, se traducen en tribus políticas aparentemente insalvables. Y es, también, una receta racional y moderada para intentar superar ese enfrentamiento y aprender a cooperar.
Estamos rodeados de noticias y datos falsos que en algunos casos no dejan de repetirse. Y, como sostiene Levitin, seguramente somos demasiado puntillosos cuando nos referimos a las falsedades. Quizá en un esfuerzo por mantener la concordia, hemos empezado a utilizar eufemismos para aludir a cosas absurdas: teorías marginales, medias verdades, verdades alternativas, hipérboles... Pero " la verdad sí importa. Una era de la posverdad es una era de irracionalidad deliberada, que se opone a todos los grandes avances de la humanidad (afirma el autor)... y la mejor defensa contra los embusteros taimados, la defensa más fiable, es que todos nosotros nos convirtamos en pensadores críticos " . Este libro nos proporciona herramientas y estrategias para valorar la información y ver que muchas cosas simplemente no son como se nos dice.
A medida que la familia "artesanal" se transforma en una familia postindustrial, las tareas que antes se llevaban a cabo en el interior del núcleo familiar se confían cada vez más a especialistas externos: cuidadores de niños y de personas mayores, enfermeros, profesores de colonias de verano, psicólogos y animadores de fiestas de cumpleaños. Así, producimos menos cuidado familiar pero lo consumimos más. El amor y el cuidado, cimientos de la vida social, suscitan hoy verdadero desconcierto.
Arlie Russell Hochschild, una de las más importantes voces de la sociología feminista, ofrece en esta obra nuevos y penetrantes modos de mirar la vida familiar, el amor, el género, el espacio de trabajo y las transacciones del mercado. Cada capítulo refleja algunas de las arduas negociaciones que debemos realizar día a día para satisfacer las complejas demandas del amor y del trabajo. Así, la obra aborda los temas que nuestra época ha puesto en el sitio central de la interrogación sociológica: las emociones, los géneros, la familia, el capitalismo, la globalización y los modos en que la cultura contemporánea ha mercantilizado la intimidad, la emoción y la vida familiar.
En este libro, el famoso historiador británico E. P. Thompson cuestiona las posiciones teóricas de Louis Althusser y el marxismo estructuralista. Para Thompson, la concepción estructuralista de la historia de Althusser, como un Óproceso sin sujeto", no solo condenaba al olvido la experiencia concreta de empoderamiento colectivo de los sectores subalternos, sino que además concede un nuevo aliento teórico al estalinismo ideológico que, en su opinión, seguía atravesando las tesis y la práctica del Partido Comunista francés.
La globalización ha producido sensaciones de impotencia en millones de personas en Occidente. Ese sentimiento de indefensión genera resentimiento y un afán por buscar culpables. Se culpa a los inmigrantes. Se culpa a los musulmanes. Se culpa a otras razas. Se culpa a la élite cultural. Basándose en una combinación de ejemplos históricos y contemporáneos, Nussbaum desenreda en La monarquía del miedo toda esta maraña de sentimientos y nos proporciona así una hoja de ruta para que sepamos hacia dónde dirigir nuestros pasos a partir de aquí.