Durante siglos, la historia del mundo clásico ha sido relatada a través de emperadores, reyes y señores de la guerra, relegando a un segundo plano las personalidades femeninas que también lo conformaron. En La venganza de Pandora la clasicista Daisy Dunn se propone revertir esta tradición para situar a las mujeres en el centro de la narrativa.
Por las siguientes páginas desfilan personajes conocidos como Cleopatra, Agripina o Safo, seguidas por otras artistas, escritoras y líderes como Artemisia, la única mujer comandante en las guerras greco-persas; Cynisca, la primera mujer ganadora en los Juegos Olímpicos o Fulvia, la esposa de Marco Antonio que libró una guerra en su nombre, además de muchas otras de las que desconocemos su nombre, pero de una forma u otra marcaron en curso de la historia.
A lo largo de tres mil años, desde la Creta minoica hasta la Grecia micénica, desde Lesbos hasta el Asia Menor, desde el Imperio Persa hasta la corte real de Macedonia, y concluyendo en el Imperio romano, Daisy Dunn nos muestra el mundo antiguo a través de la mirada del increíble elenco de mujeres que lo conformó.
La historia de la mujer que se enfrentó a Facebook y cambió la forma de entender las redes sociales
En septiembre de 2021, el Wall Street Journal publicó una exclusiva que sacudió al mundo: Facebook tenía conocimiento de los graves efectos nocivos que provocaba en la sociedad, pero no le interesaba remediarlo. Un mes después, la responsable de filtrar los archivos confidenciales que lo probaban salió del anonimato.
Se trata de Frances Haugen. La joven extrabajadora de Facebook acusó a la compañía de Mark Zuckerberg de anteponer sus beneficios económicos al bienestar y la seguridad de sus usuarios. Haugen dejó la empresa en mayo de 2021, pero no sin antes haber recopilado decenas de miles de documentos internos que fueron bautizados como los «Papeles de Facebook».
En su testimonio ante el Senado de los Estados Unidos, la informática expuso cómo la plataforma –hoy llamada Meta– ignoró los informes e investigaciones que alertaban del impacto negativo de su tecnología en la sociedad.
Un relato íntimo cargado de lúcidas reflexiones sobre lo que significa envejecer.
Actualmente cumplir años se ha convertido en una desgracia o, como mínimo, en un proceso que la sociedad rechaza y silencia. Frente a esta realidad, esta hermosa obra nos revela no solo los estereotipos y prejuicios que rodean la edad madura, sino el valor que pueden tener el sentimiento de finitud y la experiencia de lo vivido.
Entremezclando experiencias personales, anécdotas y referencias a autores como Herman Hesse, Annie Ernaux, Elias Canetti, Marguerite Duras, Virginia Woolf, Roland Barthes y un largo etcétera, este libro nos muestra que, si sumar años está visto como una fatalidad, saber envejecer es una posibilidad e incluso un privilegio. No hay duda de que la vejez supone una aceptación, tal vez un desdoblamiento de uno mismo —te ves distinto de lo que has sido—, pero esta aceptación pasa por mantener el deseo de vivir.
La viajera de noche no es una guía para envejecer bien, es un grito contra la invisibilidad y el rechazo a los que se exponen los viejos y, sobre todo, las viejas, así como una invitación a oponerse a la exigencia de la sociedad contemporánea de que nos hagamos mayores en silencio y de forma disimulada. Como dijo Simone de Beauvoir: «La vejez es una cuestión de civilización. ¡Continuemos con la batalla!».
Esta antología recoge trece textos largos de no ficción, de los cuales doce son reportajes de largo aliento publicados en el siglo XXI. Seis fueron escritos por mujeres. Todos salieron a la luz después de dos eventos que marcaron su inicio: el holocausto de las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 y la aparición de esas fuerzas incorpóreas conocidas como redes sociales. Esta realidad tal vez explique la cantidad de textos que incluí sin darme cuenta que hablan de manera oblicua o directa de la muerte. Por otro lado, la preponderancia de reportajes extranjeros refleja una preferencia mía, pero también habla de un mundo post 11S, post Atocha, post Bombay. El mundo ahora es uno, unido por el terror. Pero también, es obvio, por el cambio climático y las pandemias, la migración y nuestro consiguiente cosmopolitismo, la abolición de las distancias en el universo virtual, el Zoom, y una obsesión por viajar que ya se veía venir en el siglo pasado pero que hoy adquiere síntomas de fiebre. Hay que conocer el mundo antes de que se acabe.
Por lo general, la naturaleza suele revelarse como algo fascinante a pesar del cambio climático, pero a veces lo hace, asombrosamente, a causa de él. Algunos lagartos abaniquillos (del género "Anolis"), por ejemplo, han ampliado las almohadillas de los dedos para agarrarse mejor a los árboles debido a la creciente frecuencia de los huracanes. Las poblaciones del calamar de Humboldt van en aumento porque la temperatura elevada del agua altera de tal modo su desarrollo que los pescadores los confunden con otra especie y los devuelven al mar. Las flores silvestres que Thoreau conoció en Walden Pond florecen ahora varias semanas antes en primavera, y hay aves que él jamás contempló por allí y hoy se han convertido en residentes permanentes porque migran desde el sur a medida que aumenta la temperatura. En "Lagartos huracanados y calamares plásticos" Thor Hanson explora los extraordinarios medios a través de los cuales las plantas y animales están respondiendo a la crisis climática: moviéndose, adaptándose e incluso evolucionando. Este libro es un relato de esperanza, resiliencia y riesgo; un retrato inolvidable del cambio climático y del enmarañado tejido que conforma la vida: la historia natural fundacional de un tiempo antinatural.
A los diecinueve años, Azad, un joven kurdo iraní, fue reclutado por el Ejército de Irán para luchar contra su propio pueblo. Al negarse a ir a la guerra contra sus compatriotas kurdos, desertó y se fue al Reino Unido, donde se le concedió asilo y aprendió inglés. Más de una década después, tras regresar a Oriente Medio como trabajador social a raíz de la guerra civil siria, Azad tuvo que volver a empuñar un arma. En septiembre de 2014, tras veinticuatro días de entrenamiento intensivo como francotirador, Azad se convirtió en uno de los diecisiete tiradores voluntarios desplegados por el Ejército kurdo cuando el Estado Islámico asedió la ciudad de Kobane en Rojava, su nueva región autónoma. Este libro narra la intrahistoria de cómo lucharon las fuerzas kurdas durante nueve meses en sangrientas batallas callejeras contra el Estado Islámico. Superados ampliamente en número, los kurdos tuvieron que matar a los yihadistas uno a uno. Entrelazando los brutales acontecimientos de la guerra con la reflexión personal y política, Azad Cudi medita sobre el incalculable precio de la victoria: los efectos permanentes de la guerra en el cuerpo y la mente, la devastadora muerte de dos de sus compañeros, la pérdida de cientos de voluntarios que murieron en la batalla. Pero, como explica, fueron sacrificios que salvaron no solo una ciudad, sino a un pueblo y su tierra.