Bold combinations of primary and secondary colors; exquisitely crafted trims, embroidery, lampshades, and countless accessories (all designed by Ridder); imaginative room surfaces from silver leaf to custom stenciling. These are but a few of the signature elements of a Katie Ridder interior. Katie Ridder: More Rooms explores Ridder’s unique aesthetic room by room to underscore the astounding breadth and depth of her decorating ingenuity. The illuminating text details Ridder’s singularly creative approach to the essential elements of each room, including furniture plan, color, lighting, finishes, pattern, layering, and scale. Illustrated with specially commissioned photographs by Eric Piasecki and featuring an introduction by longtime editor in chief of House & Garden Dominique Browning, Katie Ridder: More Rooms provides endless inspiration for design aficionados.
Celebrated for pioneering and provocative interiors that guide global trends, Kelly Wearstler is known for her iconic designs of residences and boutique hotels. Pairing an exploration of materiality, color, and form with an intuitive juxtaposition of contemporary, vintage, architectural, and organic sensibilities, she has defined an aesthetic that is all her own. With a social media following that has grown to exceed two million and expansion into her own lines of furniture, lighting, and decor, hers is one of the most distinctive voices in the interiors world.
Los críticos musicales de la época describieron la voz de la soprano noruega Kirsten Flagstad como la luz del sol que incide sobre la cúspide de una montaña coronada por un glaciar. Jessye Norman la asemejó al oro líquido sobre terciopelo negro, mientras que Elisabeth Schwarzkopf percibió que tenía la dimensión de una madre cósmica que abraza el universo.
El 12 de julio de 1962, los Rollin’ Stones ofrecieron su primer concierto en el Club Marquee de Londres. Poco después, se añadió una «g», se encendió una chispa y su destino quedó sellado. Ya no había marcha atrás.
Estos cinco chavales blancos británicos se proponían tocar música afroamericana. Perfeccionaron un estilo rebosante de matices de blues mezclados con oscuras insinuaciones a las mujeres, al sexo y a las drogas. Denunciados como «corruptores de la juventud» y «mensajeros del diablo», crearon algunas de las canciones más electrizantes jamás grabadas.
Su sonido y actitud parecen ahora más fuertes e influyentes que nunca. Elvis ha muerto y los Beatles ya pasaron, pero Jagger y Richards dominan el mundo. Contradiciendo al proverbio inglés, puede que acumulen musgo, pero son culos de mal asiento y no pueden dejar de rodar.
Sin embargo, ¿cómo se convirtieron estos sumos inadaptados antisistema en la marca global que hoy conocemos? ¿Quiénes fueron sus víctimas? ¿Cuál es el legado olvidado? ¿Alguna vez realmente puede el artista separarse del arte?