La Gran Crisis financiera de 2008 casi se llevó por delante el sistema financiero capitalista. Como consecuencia, entró en escena una política monetaria por parte de los bancos centrales consistente en la compra de deuda pública. Una década de ese régimen de laxitud generó gobiernos y mercados adictos, desencadenando la que quizás sea la mayor burbuja de precios de la historia. Hoy sabemos que fue un error histórico de política económica, una huida hacia adelante que acabó con los incentivos propios del capitalismo y abrió la era de la demagogia. En 2022 Macron vaticinó que se había acabado la época de la abundancia. Con el retorno de la inflación, el final de las restricciones financieras y la subida global de tipos de interés, el sistema afronta una nueva era con el endeudamiento en máximos y los recursos públicos exhaustos. En paralelo, la desafección política y el surgimiento de populismos socavan los cimientos de la democracia liberal. En esta vorágine, Europa, siempre por detrás de los acontecimientos, consuma una década perdida por la ausencia de grandes acuerdos y fatídicamente dependiente del BCE. Esta combinación letal reclama medidas urgentes y profundas.
La Escuela Austriaca de Madrid constituye un fenómeno de reciente implantación. Desde sus orígenes en los primeros seguidores esporádicos de autores como Hayek o Mises a mediados del siglo XX, los austriacos han ido copando cada vez más espacios de debate, tanto público como académico. Así, a los hermanos Reig Albiol, los grandes introductores del pensamiento austriaco en aquella España de finales de los años 50, les siguieron otros autores, hasta llegar a personajes más actuales como Huerta de Soto, Bagus, Alonso Neira, Rallo, etc. Pero este libro no ofrece únicamente un recorrido histórico por la formación y desarrollo de la Escuela Austriaca de Madrid, sino por sus debates actuales. En este sentido, la Escuela Austriaca de Madrid constituye un ente en plena evolución, vivo y con señales de no haber alcanzado aún su máximo esplendor. Cuestiones como la teoría monetaria, la historia del pensamiento económico o la teoría evolutiva de las instituciones son algunos ejemplos de cómo el debate en el seno de la Escuela Austriaca de Madrid se encuentra más activo hoy que nunca.
La gran divergencia arroja luz sobre uno de los grandes interrogantes de la historia: ¿por qué empezó el crecimiento industrial sostenido en el noroeste de Europa? El historiador Kenneth Pomeranz demuestra que ya en 1750 la esperanza de vida, el consumo y los mercados de productos y otros factores eran comparables en Europa y Asia Oriental. Además, ciertas regiones clave de China y Japón no estaban en peor situación ecológica que las de Europa Occidental, y cada región se enfrentaba a la correspondiente escasez de cultivos agrícolas.
En La maldición de los rascacielos, el economista Mark Thornton explora la intrigante correlación entre la construcción de rascacielos récord y las crisis económicas significativas. Basándose en la teoría austriaca del ciclo económico, Thornton argumenta que los periodos de expansión crediticia y bajas tasas de interés fomentan inversiones excesivamente ambiciosas, como la edificación de los rascacielos más altos del mundo. Estas construcciones emblemáticas, según Thornton, no solo representan hitos arquitectónicos, sino también señales de desequilibrios económicos subyacentes que preceden a recesiones. A través de un análisis histórico detallado, el autor muestra cómo proyectos emblemáticos, desde la Torre Eiffel hasta el Burj Khalifa, han coincidido con burbujas económicas que eventualmente estallan. El libro ofrece una perspectiva única sobre cómo los logros en la ingeniería y la arquitectura pueden servir como indicadores de advertencia de crisis financieras inminentes, proporcionando una visión profunda de la intersección entre la economía y la construcción de rascacielos.
En el siglo XX, el socialismo real pretendía instaurar una sociedad sin mercados donde la persona se reducía a mera materia socialmente reproducible. Ahora, en la tercera década del siglo XXI, el liberalismo tecnicista propugna un mercado sin sociedad. Para esta visión materialista y tecnicista la capacidad de transformación de la realidad por el ser humano no tiene límites. Dicho en otras palabras, la libertad humana no tiene límites. Es pura voluntad de poder ilimitado. Lo cual plantea el siguiente dilema: si el socialismo real, al negar la capacidad fabril de la persona, destruye lo social, ¿no destruirá el liberalismo tecnicista con su negación de los principios metafísicos de la libertad, la libertad individual misma?
Hay quien piensa que, dado que vivimos en una época de avances tecnológicos sin precedentes, los trabajadores nunca han disfrutado de mejores condiciones laborales. Pero la realidad es que los salarios se han estancado mientras el coste de la vida no deja de aumentar. En los últimos cuarenta años, un puñado de empresas ha cosechado la mayor parte de los beneficios derivados de ese progreso y, en lugar de trasladar las ventajas de esos avances a los consumidores reduciendo los precios, estos han subido, lo que ha contribuido a incrementar la desigualdad y a frenar la movilidad social.
Basándose en su propia e innovadora investigación y relatando historias de empleados comunes, Jan Eeckhout demuestra cómo el poder de una economía controlada por empresas «superestrellas» ha asfixiado el mercado laboral y cómo, sin mejores mecanismos para garantizar la competencia, este sistema nos aboca a desastrosas consecuencias, tanto económicas como sociales y políticas.
La paradoja del beneficio es un estudio provocador, pero también una interesante propuesta de soluciones para restaurar una economía más sana.