Solo un trabajo lleno de sentido puede servir de fundamento para que prospere la fiesta. Por trabajo lleno de sentido entiende el autor el que es, a la vez, felicidad y fatiga, alegría y consumo de energía vital. Porque trabajar y celebrar una fiesta viven de la misma raíz, de manera que, si la una se apaga, la otra se seca.
En este breve y lúcido ensayo Pieper reflexiona sobre la complementariedad y no contraposición entre trabajo y fiesta, subrayando la necesidad de conocer y aceptar la realidad, y recrearse en ella.
El trabajo por el trabajo. Todo tiene que ser rentable, eficaz, productivo, útil. La visión utilitarista del trabajo por el trabajo ha conquistado y dominado casi todo el ámbito de la existencia del hombre occidental.
Frente a estas tendencias, Pieper defiende el ocio como uno de los fundamentos de nuestra cultura. El ocio tiene su origen en la fiesta. Y es su carácter festivo lo que hace que el ocio no sea solo carencia de esfuerzo, sino lo contrario al esfuerzo. Y el ocio adquiere su legitimación de la misma fuente que legitima la celebración: del culto.
Diez pacientes recurren a la psicoterapia para enfrentar el dolor inherente a la existencia. Cada uno lidia con problemas cotidianos: soledad, autodesprecio, impotencia, migrañas, compulsividad sexual, obesidad, hipertensión, duelo, un amor obsesivo que los consume, cambios constantes de ánimo o depresión. Sin embargo, las sesiones de terapia sacan a la luz las raíces más profundas de estos conflictos, revelando su conexión con los fundamentos mismos de la existencia humana. Aunque en estos relatos de psicoterapia aparecen con frecuencia las palabras "paciente" y "terapeuta", el lector no debe dejarse limitar por estos términos: estas historias trascienden a sus protagonistas individuales y reflejan la condición universal del ser humano.
Tras sobrevivir a la caída del Imperio Romano de Europa Occidental en el siglo V, el Imperio Bizantino floreció como una de las fuerzas económicas, culturales y militares más poderosas de Europa durante mil años. En esta breve introducción, Peter Sarris introduce al lector en la singular fusión de la cultura política romana, la tradición intelectual griega y la fe cristiana que tuvo lugar en la capital imperial de Bizancio bajo el emperador Constantino y sus herederos. Utilizando ejemplos de la arquitectura, el arte y la literatura bizantinos, Sarris muestra cómo su legado fue reelaborado y reinventado en los siglos siguientes, frente a los desafíos y amenazas exteriores. A través del impacto de la guerra con los mundos persa e islámico en el este, Sarris explora la creatividad del arte de gobernar y la estrategia bizantinas, así como los repetidos (pero en última instancia infructuosos) intentos del imperio de conseguir la ayuda de las potencias cristianas de Europa occidental para asegurar su supervivencia.
1930. Josefina Carabias conoció a Azaña cuando ella era una joven de veintidós años que ni siquiera pensaba en dedicarse al periodismo. Él tenía cincuenta y comenzaba a labrarse una carrera política que le llevaría desde el Ateneo de Madrid hasta ser una figura fundamental en la Segunda República. Durante la siguiente década, ambos compartirán muchos momentos en un clima de efervescencia política y social, hasta la muerte de Azaña en Francia, en 1940.
Huyendo de lo que se espera de una biografía, Carabias nos dejó un libro que es mucho más que una semblanza personalísima de un hombre de ideas que tropezó con la amarga realidad de España. Azaña es también una crónica vívida del Madrid de una época irrepetible, el de las tertulias en cafés, la universidad, el Ateneo y el voto femenino, por el que se pasean personajes como Unamuno y Valle-Inclán. Y es, sobre todo, un ejercicio literario vibrante a la altura de autores contemporáneos como Manuel Chaves Nogales.
Carabias no sólo fue una pionera del periodismo en nuestro país, sino una mujer con una vida apasionante y testigo privilegiada de algunos de los momentos más relevantes del siglo xx. Como afirma Elvira Lindo en el prólogo, «este libro tiene que llegar a las manos de quienes sueñan con ser periodistas, de quienes ya lo son, de las mujeres que anhelan un ejemplo de coraje, de los que no lo leyeron en su momento, de los que no lo han incluido en su listado de crónicas fundamentales de la República».
Un viaje a la destrucción con un AK-47 en la manoEste no es un libro sobre un arma. El kaláshnikov es mucho más que eso: el triste emblema de la discordia y la muerte. Barato y fácil de manejar, apenas cuarenta dólares y tres kilos de peso, no hay conflicto bélico en el que no haya participado el fusil de asalto inventado por Mijaíl Kaláshnikov hace casi 80 años. Kaláshnikov lleva a cabo un repaso por las infames acepciones que ha tomado la maldad humana en todos aquellos conflictos, revoluciones y asaltos al poder en los que el famoso fusil ha sido protagonista. Lo usaron los vietcong contra los norteamericanos y los talibanes frente a los propios soviéticos, lo empuñaron tiranos como Sadam y niños obligados a combatir, y aparece representado en las banderas de Mozambique y de Hezbolá. El AK-47 es «la herramienta perfecta, el instrumento del Mal contemporáneo. Siempre sale fortalecido de todas las guerras, sea quien sea el vencedor». Domenico Quirico, veterano reportero italiano, viaja en esta obra hasta los albores de la Guerra Fría y rastrea el olor a destrucción que llega hasta el presente.
Elisabeth Förster Nietzsche fue la enigmática y controvertida hermana de Friedrich Nietzsche. A través de una rigurosa investigación, el historiador Ulrich Sieg recorre los hitos de su vida, desde su juventud en Alemania y su matrimonio con el furibundo antisemita Bernhard Förster, hasta su experiencia en la comuna Nueva Germania en Paraguay o su relación con las figuras más destacadas del nazismo. Apoyándose en diarios, cartas y libros de la época, esta reveladora biografía expone cómo Elisabeth se movió con fluidez en los círculos intelectuales y políticos de su época, y cómo su intervención en la obra del filósofo fue determinante para una interpretación conservadora, nacionalista y autoritaria que consolidó el «culto a Nietzsche».
Esta obra constituye una de las primeras introducciones a la nueva rama de la filosofía centrada en aplicar conceptos de información para afrontar problemas ontológicos, epistemológicos y éticos. Liderada por el filósofo italo-británico Luciano Floridi, la filosofía de la información ha surgido en las últimas décadas como un intento de incorporar los efectos de la revolución digital a los métodos y temáticas de las que se encarga el pensamiento filosófico. ¿Qué es el significado? ¿Cómo obtenemos conocimiento de la realidad? Desde principios de los años cincuenta del siglo pasado hasta la actualidad, Rudolf Carnap, Yehoshua Bar-Hillel o Fred Dretske, entre otros, han buscado emplear nociones informacionales para intentar responder a estas cuestiones.
La tradición liberal no ha encontrado habitualmente suelo fértil en España, un país donde las ideas predominantes a izquierda y derecha han sido intervencionistas. En este ambiente tan poco propicio, la labor académica, política y mediática del profesor Pedro Schwartz ha significado una contribución esencial al desarrollo en nuestro país de una visión de la economía y la sociedad de carácter liberal.
Los también profesores Thomas Baumert y Francisco Cabrillo dialogan con su maestro sobre un amplio repertorio de temas que abarcan un vasto abanico de disciplinas: filosofía, derecho, economía, psicología, política o historia. Liberadas de los corsés de un planteamiento más formal, estas conversaciones distendidas permiten un acceso sencillo y atractivo al pensamiento liberal español del último medio siglo.
Venimos al mundo para habitar un escenario y representar como actores un guion escrito mucho tiempo atrás, en un pasado que nunca es definitivamente pasado. El escenario de nuestra vida es el mundo interpretado a través del lenguaje y de unos rituales y gestos heredados, y en el que la presencia espectral de los ausentes nos acerca al vértigo de un abismo que a la vez nos atrae y nos repele. A pesar de nuestro empeño por aferrarnos a certezas, y a toda suerte de referencias vitales fijas y estables, siempre nos acecha la experiencia de lo sombrío y lo inhóspito. Porque tal vez no seamos otra cosa que la trama de historias y relatos que nos contamos a nosotros mismos, Joan-Carles Mèlich reivindica en este espléndido ensayo la vida entendida como representación o drama, es decir, abierta al dolor y el abandono, pero también a la transformación constante y a la sorpresa de lo imprevisible. Y más allá del Sentido, la Razón y el Logos que la metafísica tradicional nos proponía como consuelo y guía, esta obra nos habla de un yo corpóreo, vulnerable y de naturaleza ficcional, pero que, como Molly Bloom al final del Ulises, se atreve a decir, incuestionablemente, sí.