La tesis fundamental de Steinbock es que las emociones morales no solo tienen su propia temporalidad sino que permiten formas específicas de evidencia que clarifican el sentido de la personalidad, además de relanzar nociones como libertad, crítica y normatividad.
Esta obra marca una nueva etapa en la investigación fenomenológica. Se desarrolla a partir de una exploración sistemática en torno a lo que Steinbock denomina las «emociones morales», que describe como emociones de la auto-donación (orgullo, vergüenza y culpa), de la posibilidad (arrepentimiento, esperanza y desesperanza) y de la otredad (confianza, amor y humildad). A través de ellas descubre la estructura básica que subyace a las experiencias interpersonales concretas.
La tesis fundamental de Steinbock es que las emociones morales no solo tienen su propia temporalidad sino que permiten formas específicas de evidencia que clarifican el sentido de la personalidad, además de relanzar nociones como libertad, crítica y normatividad. Estas, a su vez, permiten el desarrollo de un nuevo paradigma para afrontar los retos de los imaginarios sociales contemporáneos, más allá de la disputa modernidad/posmodernidad.
Aunque Empédocles ha jugado un inmenso papel en el desarrollo de la cultura occidental, muy poco es lo que se sabe sobre este filósofo que vivió en Sicilia durante el siglo V a.C. Basándose en un material nunca examinado antes, éste es el primer estudio que sitúa los fragmentos filosóficos de Empédocles dentro del contexto original de la filosofía de su época, como forma de vida, como misterio religioso y como magia. Peter Kingsley prueba que Empédocles no fue una figura aislada sino que estuvo relacionado con el antiguo pitagorismo, y sus vínculos con esta escuela demuestran el origen pitagórico de los mitos platónicos.
La segunda parte del libro examina las relaciones entre la antigua magia, la ciencia y la religión. Kingsley traza por primera vez una línea de transmisión desde Empédocles y la tradición pitagórica hasta el sur de Egipto y el Islam. Se trata de un proceso lleno de significado para llegar a entender no sólo la filosofía griega, sino también el origen de la alquimia, el sufismo y la mística medieval.
En tiempos del emperador Tiberio, un judío que predicaba la llegada del reino de Dios fue crucificado en Jerusalén por orden del prefecto romano Poncio Pilato. Este fue el inicio de un proceso que acabaría presentando a Jesús como un ser divino. Que esta glorificación prosiga hasta hoy exige del pensamiento crítico un exhaustivo ejercicio de examen y estudio. ¿Cabe distinguir la realidad del relato heredado? ¿Tienen algo en común el Cristo de la tradición y el Jesús que la investigación histórica desvela? ¿Cómo se explica la divinización del personaje en la cuenca mediterránea del siglo I? ¿Es posible hallar un sentido a la proliferación de obras sobre el «Jesús histórico»?Tras una extensa investigación que goza de difusión e impacto internacionales, Fernando Bermejo Rubio responde de modo iluminador a todas estas cuestiones. En La invención de Jesús de Nazaret, el historiador de las religiones hace inteligible tanto la figura de Jesús como la construcción cultural que subyace al Cristo de la fe.