La tesis fundamental de Steinbock es que las emociones morales no solo tienen su propia temporalidad sino que permiten formas específicas de evidencia que clarifican el sentido de la personalidad, además de relanzar nociones como libertad, crítica y normatividad.
Esta obra marca una nueva etapa en la investigación fenomenológica. Se desarrolla a partir de una exploración sistemática en torno a lo que Steinbock denomina las «emociones morales», que describe como emociones de la auto-donación (orgullo, vergüenza y culpa), de la posibilidad (arrepentimiento, esperanza y desesperanza) y de la otredad (confianza, amor y humildad). A través de ellas descubre la estructura básica que subyace a las experiencias interpersonales concretas.
La tesis fundamental de Steinbock es que las emociones morales no solo tienen su propia temporalidad sino que permiten formas específicas de evidencia que clarifican el sentido de la personalidad, además de relanzar nociones como libertad, crítica y normatividad. Estas, a su vez, permiten el desarrollo de un nuevo paradigma para afrontar los retos de los imaginarios sociales contemporáneos, más allá de la disputa modernidad/posmodernidad.
La historia es de las mujeres y de los hombres, por más que la de los segundos se haya divulgado y la de las primeras escamoteado. Pioneras, 1850-1960 narra la historia del mundo contemporáneo con el foco puesto en la experiencia femenina, en un siglo en el que la mujer ha revolucionado los roles previos, cambiando profundamente su papel en la mayor parte del mundo, hasta la llegada de la segunda ola del feminismo. Revolucionario es también el acercamiento de Marina Amaral, que consigue con su maestría coloreando la añeja fotografía en blanco y negro contar las vidas y experiencias de esas mujeres tanto célebres como ordinarias, que cambiaron el mundo, ya fuese en un laboratorio o protestando en las calles, actuando sobre escenario o luchando en las trincheras, compitiendo en unas elecciones o explorando la naturaleza. Estas pioneras, con los riesgos y avatares que corrieron, con los anhelos y esperanzas que vieron cumplidos o derrotados, sembraron las semillas de un mundo que queremos igual.
En tiempos del emperador Tiberio, un judío que predicaba la llegada del reino de Dios fue crucificado en Jerusalén por orden del prefecto romano Poncio Pilato. Este fue el inicio de un proceso que acabaría presentando a Jesús como un ser divino. Que esta glorificación prosiga hasta hoy exige del pensamiento crítico un exhaustivo ejercicio de examen y estudio. ¿Cabe distinguir la realidad del relato heredado? ¿Tienen algo en común el Cristo de la tradición y el Jesús que la investigación histórica desvela? ¿Cómo se explica la divinización del personaje en la cuenca mediterránea del siglo I? ¿Es posible hallar un sentido a la proliferación de obras sobre el «Jesús histórico»?Tras una extensa investigación que goza de difusión e impacto internacionales, Fernando Bermejo Rubio responde de modo iluminador a todas estas cuestiones. En La invención de Jesús de Nazaret, el historiador de las religiones hace inteligible tanto la figura de Jesús como la construcción cultural que subyace al Cristo de la fe.