En 1997 se publicó El libro negro del comunismo (la española fue la primera traducción del mundo), un título que se convirtió en un best seller mundial, con traducciones a veinticinco idiomas. Desaparecido de las librerías españolas desde hace tiempo, vuelve ahora este clásico contemporáneo, cuya vigencia ha quedado demostrada por la actualidad política. Esta edición, con vocación de definitiva, ha llevado a cabo una exhaustiva revisión del texto, corrigiendo errores y erratas, una mejorada versión de la cartografía y un prólogo del coordinador de la obra que hace balance de veinticinco años de vida de un libro que asombró al mundo y cuya vigencia no ha decaído un ápice. En palabras de Courtois: 'la masa de información proporcionada por este libro en 1997 no solo no ha sido desmentida, sino que, por el contrario, se ha confirmado continuamente por el trabajo de historiadores de todo el mundo'. Las características físicas de esta edición permiten disfrutar de una obra capital como nunca antes.
La Segunda Guerra Mundial en el mar ofrece una perspectiva global, centrándose en las principales batallas y en las personalidades más destacadas, poniendo de manifiesto tanto su magnitud como sus interrelaciones: Scapa Flow, la batalla del Atlántico, Dunkerque, la Regia Marina de Mussolini, el poderío naval japones en el Pacífico, Pearl Harbor, la batalla de Midway o los desembarcos en el Norte de Çfrica y más tarde en Normandía.
Tambien están los destacados dirigentes navales: Roosevelt y Churchill, que se autoproclamaban "hombres de la Armada", Karl Dönitz, François Darlan, Ernest King, Isoroku Yamamoto, Erich Raeder, Inigo Campioni, Louis Mountbatten o William Halsey.
Democracia para realistas arremete contra la romántica teoría vulgar en la que se asienta el pensamiento contemporáneo sobre política y gobierno democráticos, ofreciendo una provocadora visión alternativa centrada en la naturaleza humana de los ciudadanos democráticos. Gracias a una amplia variedad de pruebas procedentes de las ciencias sociales, incluidos ingeniosos e inéditos análisis sobre temas que abarcan desde el aborto y los déficits presupuestarios hasta la Gran Depresión y los ataques de tiburón, Christopher Achen y Larry Bartels desmienten la imagen generalizada de ciudadanos concienciados que dirigen el rumbo del Estado desde las urnas de votación. Argumentan que los votantes -incluso los mejor informados y más implicados- eligen partidos y candidatos en función sobre todo de sus identidades sociales y lealtades partidistas, no de cuestiones políticas. Además, demuestran que los electores ajustan sus opiniones políticas e incluso sus propias percepciones sobre asuntos objetivos para que se correspondan con dichas lealtades. Cuando los partidos están más o menos igualados, las elecciones a menudo dependen de consideraciones irrelevantes o engañosas, como repuntes económicos o recesiones que escapan al control de los gobernantes; en esencia, los resultados son aleatorios. Así pues, los electores no dirigen el rumbo de las políticas públicas, ni tan siquiera de forma indirecta.