El libro que tienen ustedes en las manos no pretende ser una crónica de la conquista del continente americano, sino una serie de imágenes de un mundo violento, de episodios concretos que a lo largo de todo el siglo XVI se sucedieron dentro de ese gran acontecimiento histórico.
Partiendo de una sólida base documental y desde la óptica de los propios personajes, a través de una visión del siglo XVI y no del siglo XXI, podrán asistir a episodios clave de la aventura americana, que se suceden desde la conquista de las islas Canarias, que supuso el primer ensayo o banco de pruebas de las nuevas técnicas de navegación oceánica y de las tácticas militares y comerciales, hasta la defensa del imperio de las incursiones de los principales enemigos de España en Europa –Francia e Inglaterra-, en el epicentro panameño, nudo principal en las comunicaciones entre los dos continentes.
La conquista no fue ni de santos y héroes, ni de genocidas. El mundo del siglo XVI, y el de todas las épocas, era extremadamente violento, porque la violencia es consustancial a la especie humana. Asistirán a la violencia de los conquistadores españoles contra los pueblos nativos americanos, contra los cimarrones y contra los ingleses, y la de todos ellos contra los españoles, pero también a la violencia entre los pueblos nativos y los africanos cimarrones, entre los propios nativos, y entre los conquistadores españoles, en sanguinarias guerras civiles. La conquieta de América fue una historia de violencia.
Este trabajo aborda el neoliberalismo sobre un terreno que siempre le fue propio: la elección de la guerra civil. Si el neoliberalismo se puede caracterizar por sus pretensiones de organizar todo aspecto de la vida social según una lógica de mercado, este proyecto solo ha resultado posible bajo la dimensión de una violencia que le es innata. Por eso, la «guerra civil» es algo más que una metáfora.
Propugnada por los neoliberales, la guerra consiste en un ejercicio de dominación polimorfo que a veces se dota de medios militares y policiales, pero que a menudo se confunde con el poder gubernamental y por lo general se lleva a cabo en y a través de las instituciones del Estado. La paradoja del neoliberalismo es así que siempre ha requerido del Estado y de su poder de coerción. De un modo radical, los neoliberales han desplazado el concepto de libertad, tradicionalmente vinculado a la emancipación y la lucha contra la opresión, a la pura libertad económica y de mercado, que exige de la opresión estatal para ser garantizada.
En estas páginas, se analiza así la historia del proyecto neoliberal. De Hayek a Thatcher y Pinochet, de Mises a Trump y Bolsonaro, y de Lippmann a Biden y Macron, el neoliberalismo ha adoptado diversas formas según dictan las circunstancias. Pero en todos los casos, lo que aparece bajo esta perspectiva estratégica es la historia de una lógica dogmática implacable que no repara en medios a la hora de debilitar y, si es posible, aplastar a sus enemigos.
Nadie ha condicionado tanto la historia contemporánea de España como Francisco Franco Bahamonde (1892-1975). Sin embargo y a pesar de su omnipresencia –de las monedas a las aulas, del NODO al debate público—, el dictador sigue siendo un desconocido, oculto tras una maraña de apriorismos y de tópicos, de maniqueísmos y de mentiras. El profesor Julián Casanova, el mejor historiador de su generación y el máximo especialista sobre el período, nos ofrece una biografía informada y reveladora sobre la persona y el personaje que determinó los destinos de España durante cuatro décadas.
Cincuenta años después de su muerte, Julián Casanova revela aspectos desconocidos por sus coetáneos y traza, para las nuevas generaciones, el retrato definitivo del dictador Para ello ha indagado en decenas de testimonios, libros y documentos que, con el poso de toda una trayectoria académica y de investigación, le permiten una aproximación tan precisa y novedosa como relevante y sugestiva.
Franco comenzó el asalto al poder con una sublevación militar y lo consiguió a sangre y fuego en una guerra civil. Hasta entonces, había sido uno más entre sus mediáticos hermanos, entre los despiadados africanistas y entre las estrellas ascendentes tentadas por la contrarrevolución. La asunción del poder absoluto modificó profundamente tanto su personalidad como su proyección exterior y su círculo íntimo. A pesar de no contar con un cuerpo ideológico o programático consolidado y de su escaso carisma, su legado forma parte de nuestro pasado más reciente. Hoy, con este relato magistral, la reconstrucción biográfica está completa.
Las utopías han sido siempre un faro de esperanza al recrear la visión de sociedades perfectas y prometer un horizonte de igualdad y armonía. Sin embargo, cuando los paraísos terrenales han intentado materializarse, lejos de ser cielos despejados, a menudo se han revelado como «cielos con colmillos», donde el anhelado edén se ha transformado en un infierno. Con una perspectiva enriquecida por las Humanidades que abarca la filosofía, el arte, la literatura, el cine y la música, Emilio Lara demuestra que, aunque la realidad muestre sus fauces afiladas y devore los intentos de edificar un mund idílico, la promesa de un cielo terrenal sigue siendo un motor ideológico y emocional para la humanidad.
La vida de los romanos corrientes como nunca se había visto
Cuando pensamos en la antigua Roma nos vienen a la mente senadores, emperadores, luchas de poder, lujo, termas, religión, arquitectura o códigos de leyes. Pero ¿cómo era realmente la sociedad romana? ¿Cómo vivía la gente común?
En Los olvidados de Roma, Robert Knapp muestra cómo la gente común buscaba ganarse la vida y prosperar en unos tiempos no siempre fáciles en los que la enfermedad, el hambre y la violencia estaban a la orden del día, sometida a unos poderes que, a menudo, la oprimían o ignoraban. Veremos cuáles eran los lazos entre los diversos grupos sociales y comprenderemos cómo los esclavos se convertían en forajidos o por qué los hijos de los libertos acababan formando parte del ejército. En definitiva, seguiremos las vidas de los ciudadanos olvidados de Roma. Escucharemos sus testimonios en la literatura, las cartas o las inscripciones, y buscaremos sus huellas en los relatos, los tratados, las obras de teatro o la poesía que creó la élite.
Este es, en suma, el retrato de los olvidados de Roma, que resultan imprescindibles para comprender su historia.
La superstición y el mito son elementos persistentes, comunes a todas las sociedades humanas. Es un factor transversal que forma parte de nuestra esencia y de la identidad más íntima que tenemos como especie. Quizá incluso se trate de uno de los componentes nucleares que ayudó a forjar aquello que somos hoy. Son muchos los factores sociales que distinguen a unos grupos humanos de otros, y la diversidad cultural es, sin lugar a duda, de gran valor; se podría decir que es uno de los mayores patrimonios de la humanidad. Sin embargo, oculto tras el exotismo de la diferencia se encuentra aquello indisociable del propio ser humano y que nos equipara a todos: la dotación genética. Esta nos provee de características comunes no solo a nivel físico, sino también a nivel cognitivo. Y aunque pueda resultar contradictorio, de ella emerge la superstición como uno de estos rasgos colectivos. En esta obra se desgranan los motivos por los cuales nuestro cerebro tiende a la superstición, a construir falsas representaciones del mundo y dar por válidas inverosímiles explicaciones. Asimismo, se indaga en el origen evolutivo de los mitos y se repasa la historia de las creencias irracionales para concluir con un análisis de las supersticiones actuales en distintas partes del planeta. Gracias a las experiencias personales y profesionales de Aníbal Bueno, el lector tiene entre sus manos un libro ágil, riguroso y tremendamente entretenido con el que valorar todas nuestras diferencias sociales y culturales, al mismo tiempo que trazar, casi irónicamente, todo aquello que nos une: las grandes dudas, miedos e inquietudes que nos mueven, y que nos llevan atormentando desde los orígenes de nuestra especie. La superstición está siempre presente, en todas las culturas. Solamente varía su forma de expresión.
El presente volumen pretende hacer accesible al lector contemporáneo las propuestas éticas de los estoicos antiguos, siguiendo la reconstrucción de los fundadores de la escuela del Pórtico que elaboran Ario Dídimo, Diógenes Laercio y Hierocles. Esta recopilación contiene la traducción castellana, a partir de una revisión crítica del texto griego, de las tres exposiciones tradicionales de las éticas estoicas, compuestas por Ario Dídimo, filósofo de la corte del emperador Augusto, en su Epítome de ética estoica, probablemente la descripción más precisa sobre la figura del sabio y sus virtudes, junto al «doxógrafo» Diógenes Laercio, en el libro VII de sus Vidas de los filósofos ilustres, y Hierocles, autor de un tratado intitulado Elementos de ética, donde ofrece una presentación de la doctrina clásica de la familiaridad, acompañada de varios ejemplos extraídos del comportamiento animal. Los estoicos se interesan no solo por la teoría moral, sino también fundamentalmente por la práctica moral.
El 18 de julio de 1936, el general Francisco Franco y otros altos mandos del ejército protagonizaron un golpe de Estado contra la Segunda República española. Al encontrarse con una gran resistencia popular, iniciaron una Guerra Civil. Fueron tres años terribles en los que murieron centenares de miles de personas. El ejército golpista, apoyado por los fascistas italianos y los nazis alemanes, ganaron la guerra, implantando una dictadura que duró cuarenta años. Durante los largos años del Régimen, se siguió luchando contra la dictadura de Franco, en una batalla muy desigual. Se luchó con huelgas, manifestaciones, organizándose desde la clandestinidad.
La Guerra Fría forzó a que la destruida Europa se convirtiese en una región industrializada y próspera, dotada de un Estado del bienestar que alejara a los trabajadores de toda inclinación hacia el comunismo.
Pero el Mayo del 68, la juventud que más se había beneficiado de toda aquella bonanza se alzaba contra el sistema desde posiciones claramente procomunistas, y la crisis del petróleo de 1973 puso en jaque lo que muchos consideraban el milagro económico de los «treinta años gloriosos».
Entonces, la Escuela de Chicago tuvo la oportunidad de hacer hegemónica su ideología, y el Neoliberalismo acabó por imponerse en países altamente desarrollados, como Gran Bretaña con Margaret Thatcher o con Ronald Reagan en los Estados Unidos.
Por otro lado, la caída del Muro de Berlín fue la ocasión propicia para implantar el liberalismo globalista, provocando un cambio de modelo que daba pie a la élite dominante para apropiarse de los inmensos recursos destinados para el Estado del bienestar.