Cómo cambiar tu vida con la lectura de los grandes textos literarios. Los clásicos: modo de empleo. Una extraordinaria reflexión sobre la capacidad transformadora de la lectura sobre nuestra existencia
Este ensayo explora la permanente necesidad que los seres humanos tenemos de vivir envueltos en historias y ficciones. Según Mèlich, los grandes maestros de la literatura universal lo son no porque en sus obras nos expliquen cómo hay que vivir, sino porque desvelan sin ambages la precariedad, la ambigüedad y la inasible fragilidad de nuestra existencia. Lejos de los manuales de autoayuda, este apasionado y apasionante ensayo defiende la capacidad transformadora—para bien o para mal—que los grandes textos literarios pueden ejercer sobre nosotros. La lectura, entendida como una actividad de riesgo.
A lo largo de los siglos IV a I a. C., los antiguos griegos desarrollaron un creciente interés por algunos de los pueblos con los que estaban en contacto. A pesar de valorar enormemente su propia cultura, la civilización helena se abrió a apreciar y aprovechar los conocimientos de los que ellos concebían como bárbaros. En este ensayo clásico sobre los intercambios culturales, Arnaldo Momigliano investiga la circulación internacional de ideas que se dieron sobre todo entre Grecia y los romanos, celtas, judíos e iranios, cómo se estableció una relación especial entre ellos y cómo todo ello tuvo consecuencias para que su influencia y dominio intelectual se prolongara en el tiempo.
Cuando hablamos de psicópatas nos vienen a la cabeza personajes como Hannibal Lecter, el carnicero de Milwaukee o Dexter. Y, sin embargo, en este libro no sólo se habla de ellos. En él se citan otros nombres como los de Neil Armstrong, Bill Clinton, Vincent Van Gogh o J. F. Kennedy. Porque según Kevin Dutton, psicópatas hay muchos y en absoluto tienen por qué ser criminales o asesinos. La psicopatía es solo un índice de esa «escala de locura» en la que estamos todos nosotros, y existe una línea de separación muy fina entre el perfil de un neurocirujano y el de un asesino en serie. Se puede decir, por tanto, que los psicópatas gozan de rasgos positivos e imprescindibles para triunfar en el siglo XXI: son atrevidos, carismáticos, implacables, centrados, fríos y seguros de sí mismos.