A mediados del siglo XIX, Charles Baudelaire tradujo, glosó y adaptó al francés Confesiones de un opiófago inglés, de Thomas de Quincey, publicado en 1821 y al que seguiría, más de dos décadas después, Suspiria de profundis. Su adaptación acabó siendo una mise en abîme que permitió a Baudelaire imbricar sus impresiones y juicios particulares así como su práctica poética en la obra del ensayista inglés, a quien consideraba «su hermano mayor». Flaubert, Glatigny o Barbey d'Aurevilly no escatimaron elogios hacia la obra, cuyo éxito literario radicaba en la forma que Baudelaire había logrado conferirle.
Escrita en la primavera de 1938 y estrenada en el Abbey Theatre de Dublín en agosto del mismo año, Purgatorio fue la última pieza teatral que Yeats vio representada en vida. Como gran parte de su producción dramática, estamos ante una obra escueta y minimalista, en la que los valores del simbolismo se combinan con el influjo del teatro No japonés y barruntos del teatro del absurdo.
Purgatorio tiene mucho de testamento, pero es también una muestra de la vitalidad de su autor, capaz de volver una y otra vez sobre sus obsesiones y darles forma: deseo y violencia, culpa y anhelo de redención, el peso de la herencia familiar, la sombra del desarraigo y la orfandad connatural del hombre.
La novela gráfica de uno de los mejores guitarristas
Eric Clapton pasa por ser uno de los mejores guitarristas de la historia de la música. Un genio. Pero es también un personaje poliédrico como pocos. En las páginas que siguen vas a conocer la turbulenta vida de «mano lenta»: sus desencuentros con John Mayall o con sus compañeros de la superbanda Cream. Sus intentos de convertirse en algo parecido a sus admirados The Band y de levantarle la mujer a su amigo George Harrison. Sus recurrentes caídas en manos de las drogas y el alcohol. Y su redención. Este es el verdadero Clapton: con sus contradicciones e inseguridades, con sus aciertos y errores.
Después de quedar varado en un desierto después de un accidente, un piloto entra en contacto con un pequeño príncipe cautivador que relata su viaje de planeta en planeta y su búsqueda de lo que es más importante en la vida. Durante más de sesenta y cinco años, el clásico de Antoine de Saint-Exupery, El Principito, ha capturado los corazones de los lectores. La historia caprichosa con una sensación de cuento de hadas ha vendido más de 3 millones de copias en todos los formatos. Esta emocionante edición emergente incluye el texto original completo acompañado de hermosas ilustraciones de Saint-Exupery que cobran vida a través de la ingeniería del papel. ¡Perfecto para los fanáticos de toda la vida y aquellos que conocen al principito por primera vez!
A finales de la década de los sesenta, el protagonista, un niño de ocho años, se va a San Sebastián a vivir con sus tíos. Allí es testigo de cómo transcurren los días en la familia y el barrio: su tío Vicente, de carácter débil, reparte su vida entre la fábrica y la taberna, y es su tía Maripuy, mujer de fuerte personalidad pero sometida a las convenciones sociales y religiosas de la época, quien en realidad gobierna la familia; su prima Mari Nieves vive obsesionada por los chicos, y el hosco y taciturno primo Julen es adoctrinado por el cura de la parroquia para acabar enrolado en una incipiente ETA.
Anotaciones a pie de página es un poemario que aspira a ser la metáfora de un poemario; un poemario sobre y desde y en la poesía, un poemario sobre el acto de escribir un poema, sobre la relación entre la palabra y el silencio de la palabra; un ejercicio sobre el espacio en blanco y el texto, sobre lo que se dice, lo que se insinúa y lo que se intuye; sobre la cita, la anotación y el texto que debe ser escrito tras el diálogo entre la anotación y la cita. Un poemario sobre todas las opciones del poema y del silencio cuando no hay poema o todos los poemas y silencios son posibles porque el poema deviene una utopía. Un poemario sobre la libertad del lector para hacer y rehacer texto y contexto. Poesía metapoética sobre el acto de ser y estar en el poema.
En medio de un período histórico de profunda transformación en el siglo I a. C., la literatura romana vio cómo surgía la figura de Cayo Valerio Catulo (87-h. 55 a. C.). Su breve pero decisiva obra dinamitó los cimientos de la vieja poesía que se escribía en Roma y marcó el camino que habrían de transitar las nuevas líricas latinas.
Con tan solo 116 poemas conservados, Catulo despliega una enorme variedad de recursos que apuntalan un profundo proceso de innovación de mérita y contenidos. Además, desde nuestra perspectiva contemporánea, esa búsqueda constante de originalidad temática, sumada a la expresividad y a la poderosa presencia subjetiva del yo poético, convierten a Catulo en un autor extraordinariamente cercano a la sensibilidad moderna.
En enero de 1909, una estafa realizada por un tal Henri Lemoine contra la compañía De Beers dedicada a la explotación de minas de diamantes acabó adquiriendo notoriedad mundial.
Marcel Proust, cuyo estilo ya se estaba perfilando en los primeros esbozos de la Busca del tiempo perdido, tomó este caso para describirlo a la manera de Balzac, Flaubert, Renan, Michelet o Saint-Simon, recurriendo, con ello, “a plena conciencia, a la parodia”, con la idea de evitar “malgastar el resto de nuestras vidas escribiendo parodias involuntarias”, o leyéndolas.
TENÉIS UNA CITA CON JOSEPH CARTER.
PERO PRIMERO TENDRÉIS QUE ENCONTRARLO...
«Hoy es el día del amor, ¿no? Pues ¿sabes qué te digo? Que pienso hacer algo al respecto».