¿Y SI VOLVEMOS A QUEDAR DENTRO DE UN AÑO, EL MISMO DÍA?
¿Y EL AÑO SIGUIENTE? EL MISMO DÍA, A LA MISMA HORA, EN EL MISMO SITIO.»
Ben y Fallon se conocen por casualidad un 9 de noviembre cuando sus vidas están cambiando. Ella está a punto de instalarse en Nueva York para perseguir su sueño de convertirse en actriz de teatro, y Ben quiere ser escritor. Pasan el día juntos, pero la intensidad de lo que comparten los lleva a fijar una cita anual: cada 9 de noviembre, durante los próximos cinco años, se volverán a ver. Una cita para revivirlo todo. Una cita para entenderlo todo. Y desafiar lo imposible...
«—No quiero ser el primero, Fallon. Quiero ser el último.
—Y yo quiero que seas el primero y el último.»
En el corazón de Yeonnam-dong, un vibrante barrio de Seúl, entre cafés vanguardistas y tiendas exclusivas, una pequeña lavandería ofrece algo que no tiene precio: entre luces cálidas, libros y el reconfortante aroma a café y ropa recién lavada, los vecinos encuentran un rincón de calma en medio del bullicio, un refugio en el centro de la ciudad a cualquier hora del día.
Una mañana, un cliente olvida allí un cuaderno y sus páginas empiezan a llenarse de confesiones, miedos y sueños anónimos. Desconocidos que antes solo se cruzaban en silencio comienzan a entrelazar sus vidas a través de las palabras, compartiendo apoyo y consuelo. Pero un día, el diario revela un relato más oscuro. Ahora, los habituales de la lavandería deberán desentrañar el misterio para proteger la armonía de la comunidad que, sin darse cuenta, han construido juntos.
Víctor y Sara una vez creyeron tenerlo todo. Se amaron con una intensidad que pocas veces se repite en la vida, pero también se hicieron daño. Su historia terminó en un divorcio que los dejó rotos, obligándolos a reconstruirse el uno sin el otro.
Ahora intentan seguir adelante, recogiendo los pedazos de lo que fueron y adaptándose a un presente donde ya no son «nosotros», sino dos extraños con un pasado compartido. Pero, cuando sus caminos se cruzan de nuevo, los sentimientos enterrados vuelven a salir a la superficie. La nostalgia se mezcla con el dolor, el deseo choca contra el miedo y el amor se viste de resentimiento.
¿Se puede amar y odiar a alguien a la vez? ¿Puede el amor transformarse y sobrevivir al tiempo? ¿Existen las segundas oportunidades… o algunas historias simplemente están destinadas a terminar?
Víctor lo tiene claro. Sara no tanto. Porque hay heridas que nunca se cierran, recuerdos que nunca se borran y sentimientos que nunca mueren del todo…
Cuando tenía diecisiete años, Alice pasó un verano en una casa en el lago con su abuela Nan. Fue allí donde tomó la foto de tres adolescentes sonrientes en una lancha motora amarilla, la imagen que le cambió la vida.
Ahora, como fotógrafa, se siente más cómoda dejando que otros brillen. Sin embargo, últimamente le apetece un cambio, así que idea un plan para Nan y para ella: otro verano en ese lugar mágico, Barry’s Bay.
Sin embargo, tan pronto como se instalan, su paz se ve interrumpida por el rugido de una conocida lancha amarilla, y el hombre que la conduce.
Charlie Florek tenía diecinueve años cuando Alice lo fotografió. Ahora ha crecido y es un sinvergüenza encantador, y los días soleados y las cálidas noches en el lago con él son un bálsamo para su alma. Pero cuando Alice levanta la vista y ve su penetrante mirada verde clavada directamente en ella, empieza a preocuparse…
Porque a ella se le da bien ver a la gente, pero nunca ha conocido a alguien que le devuelva la mirada.
En una hermosa mansión en la Costa Azul, Cécile, una joven de diecisiete años, y su padre, Raymond, viudo y cuarentón, pero alegre, frívolo y seductor, amante de las relaciones amorosas breves y sin consecuencias, viven entregados a una vida fácil y placentera. Se bastan a sí mismos, inmersos en una relación basada en la complicidad y el respeto mutuo. El padre, Raymond, ha invitado a su actual novia, Elsa, y los días transcurren sin sobresaltos. Sin embargo, la visita inesperada de Anne, una mujer inteligente, culta y serena, viene a perturbar aquel delicioso desorden. A la sombra del pinar que rodea la casa y filtra el sol abrasador del verano, un juego cruel se prepara. ¿Cómo alejar la amenaza que se cierne sobre la extraña pero armónica relación de Cécile con su padre?
Para los humanos, el circo es un lugar mágico donde todo es posible; para Harrow, una elemental de Agua capaz de predecir el futuro, es el refugio en el que se ha mantenido oculta después de que su pueblo fuera masacrado. Fingir que sus poderes no son más que un truco del espectáculo le ha ayudado a esconder su identidad durante años.
Pero su vida cambia cuando conoce a Raith. Es la nueva atracción: un elemental de afilados colmillos y apariencia amenazante, pero que no recuerda quién (o qué) es, ni mucho menos conoce el origen de sus letales poderes. Pese a su aspecto monstruoso y su deseo por mantenerse aislado, su mirada revela una soledad tan profunda como la de Harrow.
La atracción entre ellos es inevitable.
La oscuridad de Raith atrae a Harrow de forma inevitable, aunque sabe que acercarse a él podría ponerla en peligro. Porque Raith quizá no sea lo que aparenta, pero ella tampoco.