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EL ELOGIO DE LA SOMBRA

Uno de los ensayos más influyentes del siglo XX. La obra maestra de Tanizaki por primera vez traducida directamente del japonés. Edición de lujo. A través de la contemplación silenciosa del mundo que lo rodea, Tanizaki desvela el misterio de la sombra, que no es otro que la esencia misma de la belleza, con un estilo sencillo y ameno pero asombrosamente equilibrado, sereno y sutil. Un breve ensayo que hará las delicias de todo aquel interesado en la cultura japonesa y en el arte en general. Tras la aparente sencillez de sus páginas, Tanizaki desgrana su pensamiento estético y desvela, en una brillante y continua línea de ejemplos, un mundo misterioso, quizá desaparecido, al cual podemos acceder como fuente de inspiración para crear un mundo estético propio. Es el mundo de la sombra, en el cual la experiencia más nimia o el acto más banal puede ser sublime.
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DESPUES DEL ANOCHECER (BOL)

El atardecer es aquel momento en que el devenir humano toma derrotas sobrenaturales, aquel instante en que la luz se transfigura en tinieblas. Cuando el sol se esconde, la imaginación comienza a deslizarse por sombras que derivan en la oscuridad más absoluta y la luz del día huye despavorida de la faz de la tierra. Después del anochecer es, en definitiva, el momento del día perfecto para Stephen King. En Después del anochecer Stephen King reúne una colección de catorce relatos tan asombrosos como escalofriantes que te obligarán a dormir con la luz de la mesilla encendida.
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LA COLMENA. ED. CONMEMORATIVA (RAE)

Edición Conmemorativa. I Centenario del autor. Incluye fragmentos inéditos censurados y autocensurados del manuscrito de 1946.
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CORSARIOS DE LEVANTE (ALATRISTE 6)(BOL)

«Durante casi dos años serví con el capitán Alatriste en las galeras de Nápoles. Por eso hablaré ahora de escaramuzas, corsarios, abordajes, matanzas y saqueos. Así conocerán vuestras mercedes el modo en que el nombre de mi patria era respetado, temido y odiado también en los mares de Levante. Contaré que el diablo no tiene color, ni nación, ni bandera; y cómo, para crear el infierno en el mar o en la tierra, no eran menester más que un español y el filo de una espada. En eso, como en casi todo, mejor nos habría ido haciendo lo que en otros, más atentos a la prosperidad que a la reputación, abriéndonos al mundo que habíamos descubierto y ensanchado, en vez de enrocarnos en las sotanas de los confesores reales, los privilegios de sangre, la poca afición al trabajo, la cruz y la espada, mientras se nos pudrían la inteligencia, la patria y el alma. Pero nadie nos permitió elegir. Al menos, para pasmo de la Historia, supimos cobrárselo caro al mundo, acuchillándolo hasta que no quedamos uno en pie. Dirán vuestras mercedes que ése es magro consuelo, y tienen razón. Pero nos limitábamos a hacer nuestro oficio sin entender de gobiernos, filosofías ni teologías. Pardiez. Éramos soldados.»
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EL CABALLERO DEL JUBON AMARILLO (BOL)(5)

«Don Francisco de Quevedo me dirigió una mirada que interpreté como era debido, pues fui detrás del capitán Alatriste. Avísame si hay problemas, habían dicho sus ojos tras los lentes quevedescos. Dos aceros hacen más papel que uno. Y así, consciente de mi responsabilidad, acomodé la daga de misericordia que llevaba atravesada al cinto y fui en pos de mi amo, discreto como un ratón, confiando en que esta vez pudiéramos terminar la comedia sin estocadas y en paz, pues habría sido bellaca afrenta estropearle el estreno a Tirso de Molina. Yo estaba lejos de imaginar hasta qué punto la bellísima actriz María de Castro iba a complicar mi vida y la del capitán, poniéndonos a ambos en gravísimo peligro; por no hablar de la corona del rey Felipe IV, que esos dáis anduvo literalmente al filo de una espada. Todo lo cual me propongo contar en esta nueva aventura, probando así que no hay locura a la que el hombre no llegue, abismo al que no se asome, y lance que el diablo no aproveche cuando hay mujer hermosa de por medio.»
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