Situado en un barrio londinense de inmigrantes, el inmenso fresco humano que dibuja la autora tiene como epicentro las familias de Archie Jones y Samad Iqbal, dos ex combatientes de la Segunda Guerra Mundial que vuelven a encontrarse después de treinta años sin verse. Archie está casado con una jamaicana exuberante y Samad con Alsana, bengalí como él, y con las ideas muy claras. Pero lo más preocupante no es estar casados con mujeres jóvenes de carácter endemoniado, ni la falta de dinero, ni las secuelas de la guerra; no, la prueba más dura es la relación con sus hijos, que a la hora de llevar a cabo los proyectos fracasados de sus padres se rebelan: se rebelan contra el racismo británico, contra su propia clase social, incluso contra su barrio, sus orígenes, y su historia. Así, cada uno a su manera, son la prueba viviente de lo difícil que resulta escapar de un destino trazado de antemano.
Profesor universitario en una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra, el británico Howard Belsey está pasando, a sus cincuenta y siete años, por uno de sus momentos más bajos: su futuro académico parece definitivamente estancado y, en su casa, las cosas van de mal en peor. Tras treinta años de convivencia con Kiki, una hermosa activista afroamericana que ahora pesa ciento veinte kilos, un desliz amoroso amenaza con hundir su matrimonio. En cuanto a sus tres hijos, se encuentran absortos en sus propias vidas: el enamoradizo y sesudo Jerome se ha convertido al cristianismo; la ingenua y ambiciosa Zora sigue los dictados de su precoz inteligencia, y el quinceañero Levi es un abanderado de la negritud.
Y como si el panorama no fuera lo bastante complejo, el odiado Monty Kipps, especialista en Rembrandt como él y su adversario más acérrimo, ha sido invitado a formar parte del cuerpo académico de la universidad.
Hijas de matrimonios mixtos, Tracey y la narradora se conocen desde la infancia, son amigas íntimas y comparten el sueño de llegar a ser algún día bailarinas. Sin embargo, su entorno familiar tiende a separarlas: el padre de Tracey está en prisión y su madre la colma de regalos y caprichos, mientras que en casa de la narradora se valoran el esfuerzo y la superación personales, urgida por una madre estricta y solícita. Así pues, a medida que las dos chicas emprenden sus propios caminos, las sutiles diferencias de clase y raza van minando todos los vínculos de confianza y lealtad forjados en la niñez.
Primera entrega de la exitosa serie After, que ha conquistado a millones de lectores en todo el mundo.
Tessa Young se enfrenta a su primer año en la universidad. Acostumbrada a una vida estable y ordenada, su mundo cambia cuando conoce a Hardin, el chico malo por excelencia, con tatuajes y de mala vida.
La inocencia, el despertar de la vida, el descubrimiento del sexo… un amor infinito, dos polos opuestos hechos el uno para el otro.
París se ha convertido en una ciudad invadida por el miedo. El comisario Adamsberg no puede permitirse confiar en nadie si quiere resolver este inquietante caso.
El comisario Adamsberg investiga las apariciones de unas extrañas inscripciones en las puertas de un edificio parisino: un cuatro invertido y debajo tres letras: CLT.
¿Es obra de una mente diabólica? ¿Es una broma?, ¿o una amenaza?
Joss, un viejo marino bretón, recibe misivas que le avisan dónde estarán las siguientes pintadas. Pánico, rumores, rencor, asesinatos y desconfianza tejen esta memorable intriga policíaca.
Esta misteriosa frase viene acompañando durante cuatro meses los círculos azules que aparecen trazados con tiza en las aceras de la ciudad. En el centro de los círculos se halla un desecho, un residuo, un objeto perdido: un trombón, una bombilla, una pinza de depilar, un yogur, una pata de paloma...
El fenómeno resulta muy divertido para los parisinos y procura material a periodistas y a psiquiatras que elaboran diferentes teorías. Sin embargo, al comisario Adamsberg no le hace ninguna gracia. Los círculos y su extraño contenido rezuman crueldad. Él lo presiente: pronto ese hecho anodino y estrafalario se convertirá en una tragedia.