Asmodeo, un demonio milenario de poderes menguantes, abandona el cuerpo del rockero cuarentón en el que lleva décadas viviendo para buscar uno más joven. En ese accidentado periplo, que lleva al malogrado Asmodeo a rebotar de un huésped a otro, se va armando una compleja trama que nos sumerge en el abigarrado territorio emocional del Santo Domingo de 1992: desde la escena del heavy metal local hasta la casa de un extorturador al servicio de la dictadura de Balaguer. Las infernales vidas de los humanos se enredan así con las disparatadas maquinaciones de ángeles y demonios en esta crónica alucinada de un pedazo de la historia dominicana. Comedia armada a partir de una madeja de tragedias, ópera metal en exquisitas décimas, Asmodeo suena a Héctor Lavoe y a Black Sabbath, pero también a picaresca y a Siglo de Oro. Quevediana y calderoniana hasta la médula, esta novela demuestra que el diablo cojuelo fijó su residencia en el Caribe. Con un estilo único en el que los gestos más radicales conviven con un sereno clasicismo, Asmodeo confirma que Rita Indiana es una de las autoras fundamentales de la literatura latinoamericana contemporánea.
Eddy Rodríguez nunca vendió drogas, pero las consumía. Siempre fue autosuficiente económicamente pero era incapaz de alejarse de "los amigos" que realizaban micro tráfico. Era un artesano, trabajaba, pintaba y cultivaba su intelecto. Nunca estuvo en la cárcel hasta que un día lo acusaron de formar parte de una banda y no pudo salir bien.
Ausencias es la historia de los efectos de la opresión y el miedo en tres generaciones de una familia que lo único que aspiraba era a vivir tranquilos. Desde la casi olvidada gesta patriótica de La Barranquita en 1916, pasando por acontecimientos como "El Corte" de 1937, las expediciones de Luperón en 1948 y Maimón, Constanza y Hestero Hondo en 1959, la familia Frías Rodríguez lo vivió todo y lo sufrió todo. Un país sometido al silencia desde el golpe de estado de 1930 hasta el tiranicidio del 31 de mayo de 1961. Una familia que quiso escapar hacia adentro y luego hacia afuera y nunca lo consiguió.
Dos historias aparentemente no relacionadas que la figura de Francisco, el protagonista, vincula mediante tres elementos fundamentales: el mismo Francisco; cierta barca varada en un río de aguas turbias (lo que probablemente ha inspirado el título de la novela) y el proceso esquizofrénico, traumático, pero pasajero, que padece Francisco. El libro atrapa al lector y casi le obliga a no cerrarlo hasta concluirlo.
Manuel Hernández Ruigómez, diplomático español
Menoscal Reynoso nos muestra en “Bajo Aguas Turbias” que el oficio de novelista es su vocación. Supo tejer, con buena mano de artista, una historia de amor y otra de terror político de las que el autor es testigo histórico. La novela nos hiere y cautiva, apasiona y desespera. Los invito a descubrir los misterios que se esconden en Bajo aguas turbias.
Raúl Bartolomé, publicista
Bajo aguas turbias retrata de cuerpo entero una “era” donde ser joven era sinónimo de subversión y adhesión a las ideas de izquierda, a quienes el sistema no dejaba otra alternativa que la de luchar por la libertad y la edificación de una sociedad verdaderamente democrática, justa e igualitaria.
Juan De La Cruz, historiador
Bajo aguas turbias es la crónica de una época que siempre nos dará tristeza evocar. La historia de una generación que prefirió morir de pie y a no vivir de rodillas. Una manera de recordar que la sangre derramada es la prehistoria de la democracia.
Vianco Martínez, periodista
Una novela rica en emociones. Una mezcla bien elaborada de realidad y ficción, en donde un hilo imperceptible separa una de otra, y nos adentra en episodios turbios de acontecimientos sociopolíticos de mitad del siglo pasado.
Freddy González, político.
En todo cuanto hay luz está Dios. De Él nace, Él es, y bajo su alumbramiento surgen también los caminos y las respuestas a las encrucijadas de los hombres. Nacer a la vida es darse a la lumbre, pero andarla no es garantía de preservarnos en la claridad que significa practicar la virtud, ofrecerse a los otros, ser buenos a la par de devotos.
Tentaciones, obstáculos, caídas, malas acciones son riesgos que en el camino nos opacan con frecuencia, y para la corrección de la ruta vale mucho el testimonio de los que padecieron antes, y volvieron a la senda iluminada. Eso es este libro de Leticia Reynoso: una mano abierta que se ofrece con humildad mayúscula y transparente sinceridad, relato de sus propias circunstancias, y que es personalísimo compendio de lecciones para quienes, ahora en oscuridades parecidas, necesitan la confirmación de que otros ya las vivieron, y encontraron salida en la Palabra.
La de ella, dice la propia autora, es tan solo una puerta, un atajo a la fuente de luz, pues solo «Dios limpiará todo el camino para que llegues adonde Él quiere. Un plan tiene que tener desafíos, pues un camino fácil solo te enseña a nunca valorar lo que a muchos les costó llegar por el camino difícil». Bajo la misma luz también es eso: una invitación a caminar apertrechado de la fe, porque —lo vivió, y así lo escribió Reynoso—: «Dios siempre está cerca de quien confía».
A pesar de sus diferencias, Balaguer y Bosch tenían muchas cosas en común. Amaban la política y el poder por vocación, no por la fama, el dinero y las candilejas. Veían a través de ella, cada uno a su modo, un sendero hacia la redención, el avance social y el progreso de la nación. Al derrocárseles, sus adversarios intentaron sin éxito presentarlos como gobernantes corruptos.
Cuando Balaguer salió al exilio en enero de 1962 llevaba en sus bolsillos apenas unos cuantos miles de dólares. Los compró el día antes por intermedio de Fernando Amiama Tió, cuando este le llevó la noticia de la aprobación del salvoconducto después de una larga espera en la Nunciatura.
Cuando lo enviaron al exilio, a finales de septiembre de 1963, Bosch dejó su último salario como presidente para el pago de algunos de los muebles que había adquirido a crédito en una tienda para la casa alquilada donde vivía.