La llama vehemente es considerada su novela más exitosa, tras el ruido que provocó El caso del señor Crump. Esta novela agitó la llama de Artaud quién no dudó en lanzarse a su traducción en colaboración con Bernard Steele, con el ánimo de darlo a conocer a los lectores francófonos. La novela escandalizó a los críticos de la época: un texto cuya modernidad en cualquier caso, transcurrido casi un siglo, deja sin aliento. Lewisohn traza en ella, con una minuciosidad que no escatima en nada, el destino de unas parejas neoyorquinas entre la Belle Epoque y los locos años veinte. Personajes conformistas, excepto uno de ellos que se pasa el tiempo mintiendo a los demás claro, pero primero y sobre todo a sí mismo. El lector no se sorprende cuando uno de estos seres traicionados, cansado de todas estas pretensiones, saca una pistola del bolsillo y mata. No para castigar la infidelidad del amor, sino para permitir que el deseo se muestre finalmente sin máscara.
Buck es un perro que lleva una buena vida en una granja cerca de San Francisco propiedad del juez Millerr, era el perro que reinaba en el lugar hasta que lo roban y lo venden para pagar una deuda de juego. Buck es llevado entonces a Alaska para ser convertido en un perro de tiro por su físico y buen estado. Lo entrenan como perro de trineo y rápidamente aprende a sobrevivir en las noches frías de invierno y en la sociedad de la jauría observando a sus compañeros. Con el paso del tiempo es vendido y cambia de mano varias veces, mejorando sus cualidades como perro de trineo y líder de la manada.
Durante los años inciertos de la guerra de las Dos Rosas, sir Thomas Malory escribió, supuestamente desde la cárcel, la primera gran epopeya de la literatura inglesa a partir de su propia recopilación de viejas fuentes francesas y británicas, que iba traduciendo a la vez que añadía ideas de su cosecha hasta perfeccionar su obra a medida que avanzaba el libro, para culminar en los capítulos finales, los más admirables de cualquiera de las versiones artúricas. La obra se imprimió en 1485 en el taller de William Caxton, el primer impresor de Inglaterra, que la tituló Le Morte D’Arthur. Caxton prologó y unificó las ocho novelas de Malory en veintiún libros o partes, dando así coherencia temática a la maestría narrativa de su autor.
Es una opinión casi unánime entre la crítica que "La Quimera" inicia o, al menos, consolida un cambio de rumbo en la manera de novelar de Emilia Pardo Bazán, caracterizado por los análisis psicológicos minuciosos, el interés por el esteticismo, las tendencias espiritualistas, la apertura al mundo del misterio y la irracionalidad, la defensa del Ideal contra la Razón o el estilo poético e impresionista, entre otros aspectos de notable interés. Inspirada en personajes y sucesos del Madrid reciente, "La Quimera" parte de un fondo autofictivo para construir una sátira social y en palabras de su propia autora "estudiar un aspecto del alma contemporánea" por medio del arte literario.
La República es la obra más conocida de Platón y es uno de los diálogos más importantes en donde expresa su concepción del arte, lo político, la sociedad, la justicia, la inmortalidad, la virtud, el bien y el mal. Se trata de un diálogo entre Sócrates y otros personajes. El propósito de Platón es el estudio de lo justo y de lo injusto, y la demostración de la necesidad moral, tanto para el Estado como para el individuo, de regir toda su conducta según la justicia; esto es, según la virtud, o precisamente más, según la idea del bien, principio de buen orden para las sociedades y para las almas. La obra está compuesta por diez libros.
A mediados del s. XIII el monarca noruego Hákon Hákonarson promovió una actividad cultural sin precedentes en las tierras del norte con la intención de introducir las formas y modales cortesanos europeos en su país y emular a los soberanos de los reinos del sur del continente. Fruto de aquella política artística y cultural, fueron las traducciones y adaptaciones a la antigua lengua nórdica de obras ampliamente divulgadas en las cortes europeas. Producción característica de aquel período son las llamadas “sagas de caballeros” o riddarasögur, basadas algunas de ellas en traducciones de textos de procedencia francesa, mientras que otras son obras de origen islandés salpicadas de elementos autóctonos nórdicos y otros de origen extranjero.
Al primer grupo pertenece la versión de la celebérrima leyenda de Tristán e Iseo que en 1226 llevó a cabo cierto hermano Roberto por indicación del propio Hákon. Basada muy probablemente en el roman de Tristan de Thomas, poeta normando de la corte de Enrique II de Inglaterra, la Saga de Tristán e Iseo nos describe el infausto y atormentado amor de unos jóvenes que no son sino juguetes en manos de un destino cruel y caprichoso.
La saga destaca por su estilo elegante, en ocasiones recargado y típicamente cortesano, así como por la presencia de elementos compartidos por otras “sagas de caballeros” y por las llamadas “de los tiempos antiguos”, ya conocidas por los lectores de esta colección.
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